1. Lo que haga falta para leer El Quijote
Sigmund Freud aprendió español para poder leer la celebérrima obra de Miguel de Cervantes, "El Quijote". Una muestra inequívoca de su determinación para descubrir nuevas realidades y culturas.
2. Un genio desde corta edad
La gran elegancia y la sabiduría que dimanaban sus escritos en su etapa de estudiante fueron reconocidos y premiados por su excepcionalidad. Por ello, Freud ganó, entre otros galardones, el premio Goethe de literatura del año 1930.
3. ¿Qué quiere una mujer?
Sigmund Freud afirmó en una ocasión: "La gran pregunta que nunca ha sido respondida y a la cual no he sabido dar una explicación convincente a pesar de mis treinta años de investigación de la psique femenina, es: ¿qué quiere una mujer?". No es de extrañar que hiciera esta reflexión, puesto que a lo largo de su carrera analizó a muchas pacientes femeninas con distintos desajustes psicológicos.
4. Misivas entre Albert Einstein y Sigmund Freud
Albert Einstein envió en una ocasión una carta a Freud preguntándole "¿Por qué la guerra?". Las distintas conversaciones por escrito que los dos genios mantuvieron fueron publicadas por el psicoanalista en dos de sus obras: "El porvenir de una ilusión” (1927) y “El malestar en la cultura” (1930).
5. El perro de Freud
Sigmund Freud tuvo un perro de raza chow chow llamado "Topsy". Freud lo consideraba prácticamente un asistente durante las sesiones de psicoanálisis que realizaba a sus distintos pacientes. Una vez, el checho afirmó: "Prefiero la compañía de los animales a la humana; ellos son mucho más sencillos".
6. Su hija, Anna Freud
Freud psicoanalizó a su hija, Anna. En su obra "Pegan a un niño" de 1919, Sigmund Freud expone cuatro casos o perfiles de mujeres, uno de los cuales hace referencia explícita a su propia hija, Anna Freud. Décadas después, Anna Freud explicó en un artículo titulado “Relación entre fantasías de flagelación y sueño diurno” algunas conclusiones sobre su propia persona. Muy probablemente, algunos datos y reflexiones parten del psicoanálisis que le realizó su padre.
7. Su aversión a la ropa nueva
Entre otras rarezas, Sigmund Freud era poco (muy poco) coqueto. Detestaba comprar ropa nueva, y solo se permitía poseer tres trajes, tres mudas de ropa interior y no más de dos pares de zapatos. Una lección de austeridad.
8. El cáncer que sufrió
Sigmund Freud tuvo que someterse a más de treinta intervenciones quirúrgicas a causa de un problemático cáncer en la cavidad oral que padeció. Se le colocó una prótesis mandibular y palatina, que fue mal tolerada por Freud y le impedía hablar con normalidad.
9. Un cráter de la Luna lleva su nombre
En honor a la memoria del sabio psicoanalista, un pequeño cráter lunar descubierto poco después de la muerte de Sigmund recibió el nombre de "Freud". Esta es una de las curiosidades menos conocidas y da cuenta de la importancia de este pensador histórico.
10. Su gusto por la colección
Freud era todo un coleccionista. Entre las cosas que guardaba, sus preferidas eran las estatuillas antiguas. También le gustaba pasear y recoger setas en el bosque, y jugar a las cartas.
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