En una ocasión escuché que Charles Kettering, el gran inventor y fundador de Delco, quien poseía más de ciento cuarenta patentes y recibió doctorados honorarios por parte de casi treinta universidades, habló acerca de crear un lugar para pensar. Lo comparó con colgar una jaula para aves en la mente. Parece una forma bastante extraña de exponer esa idea, pero se vuelve más clara cuando escuchamos acerca de una apuesta de cien dólares que él hizo en una ocasión. Kettering le dijo a un amigo: Yo puedo hacer que tú compres un ave de mascota el próximo año. El amigo imaginó que nadie podría convencerlo de comprar un ave, así que aceptó la apuesta.
Poco después, Kettering le regaló a su amigo una jaula suiza para aves, carísima y hecha a mano. El hombre la llevó a su casa, y como era tan bella, la colgó en su comedor. Pero se encontró con que cada vez que tenía invitados, alguien le preguntaba: "¿Cuándo murió tu ave?".
"Nunca he tenido una", les respondía, y entonces, debía expli-carles toda la historia. Después de contarla en muchas ocasiones, finalmente salió, compró un periquito y le pagó a Kettering los cien dólares que le debía. Después, Kettering dijo: "Si colocas jaulas en tu mente, con el tiempo conseguirás qué poner en ellas".
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