El 25 de noviembre de 1970, Mishima envió la última parte de la tetralogía El mar de la fertilidad a su editor. Después, junto con cuatro miembros de la Tatenokai, visitaron con un pretexto al comandante del campamento Ichigaya, el cuartel general de Tokio del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. Una vez dentro, procedieron a cercar con barricadas el despacho y ataron al comandante a su silla. Con un manifiesto preparado y pancartas que enumeraban sus peticiones, Mishima salió al balcón para dirigirse a los soldados reunidos abajo. Su discurso pretendía inspirarlos para que se alzaran, dieran un golpe de estado y restituyeran el poder del emperador. Como no fue capaz de hacerse oír, acabó con el discurso tras unos pocos minutos. Regresó a la oficina del comandante y llevó a cabo su seppuku. La costumbre de la decapitación al final de este ritual le fue asignada a Masakatsu Morita, miembro de la Tatenokai, pero Morita no fue capaz de realizar su tarea de forma adecuada. Después de varios intentos fallidos, le permitió a otro miembro de la Tatenokai, Hiroyasu Koga, acabar el trabajo. Entonces, Morita también llevó a cabo su seppuku y fue decapitado por Koga.
Otros elementos tradicionales de la muerte ritual fueron la composición del jisei no ku —un poema escrito por uno mismo cuando se acerca la hora de la propia muerte— antes de su entrada en el cuartel general.19
Con su muerte, desapareció uno de los críticos más lúcidos de la sociedad japonesa de posguerra y un artista que marcó señaladamente un rumbo en la historia de la literatura japonesa contemporánea.
Mishima preparó de forma meticulosa su muerte durante al menos cuatro años y nadie ajeno al cuidadosamente seleccionado grupo de miembros de la Tatenokai sospechaba lo que estaba planeando. Mishima se aseguró de que sus asuntos estuvieran en orden e incluso tuvo la previsión de dejar dinero para la defensa en el juicio de los otros tres miembros de la Tatenokai que no murieron.
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