“Caí en un patético estado de desconexión. A menudo, con los humanos, ya sean buenos o malos, mis sentidos se cansan, simplemente se desconectan, me doy por vencido. Soy educado. Asiento con la cabeza. Hago como si comprendiera porque no quiero que nadie se sienta herido.
Este es mi punto débil, el que más problemas me ha causado. Muchas veces cuando intento ser amable con los demás, lo que consigo es que mi alma se deshaga en una especie de pasta espiritual.
No importa, mi cerebro se desconecta; escucho, respondo. Los otros son demasiado estupidos para darse cuenta de que no estoy ahí".
No hay comentarios:
Publicar un comentario