Las investigaciones de Jung acerca de la sincronicidad fueron impulsadas por la
variedad de patrones y agrupamientos acausales que habían ocurrido en su
propia vida. Un ejemplo concreto que está registrado en su ensayo sobre la
sincronicidad trata del tema de los peces. En muchos países europeos, el
primero de abril es llamado el «día del Pez de Abril». Ese día en particular, Jung
estaba trabajando por casualidad sobre el simbolismo del pez, y cuando llegó su
paciente, le enseñó a Jung un cuadro de un pez y un bordado con el dibujo de
un pez. Al día siguiente, otro paciente le contó un sueño que había tenido la
noche anterior acerca de un enorme pez. Mientras anotaba estos relatos, Jung
dio un paseo junto a un lago y vio un gran pez.
El mismo Jung da importancia a este patrón de acontecimientos con peces. Pero
a muchos lectores no les parecerán más que simples coincidencias. Para Jung, su
importancia parecía venir del fuerte sentido significativo que tenían para él.
Posiblemente fueron mucho más interesantes los sucesos que les ocurrieron a
sus pacientes durante la psicoterapia -como por ejemplo la aparición del
escarabajo dorado mencionado anteriormente. En tales situaciones, en que el
paciente y el psiquiatra son capaces de activar juntos las fuerzas profundas del
inconsciente, la presencia de sincronicidades puede ser particularmente
favorable.
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