Todo artista está en deuda con la inspiración y penetración (insight) que están
en una región más allá de su propio dominio. Wagner, mientras descansaba tras
varios meses de lucha creativa, escuchó las modulaciones del Río Rhín que se
repetían incesantemente en su imaginación y nacieron así las primeras estrofas
de Das Rheingold. De un modo parecido, «Aquí el Khan Kubla ordenó que se
construyese un palacio», seguido por unas trescientas frases, se le ocurrieron a
Coleridge mientras estaba sumergido en un «sueño profundo» inducido por el
opio. Las penetraciones (insights) básicas de la mecánica cuántica fueron
percibidas por Heisenberg tras caminar y nadar mientras estaba de vacaciones y
supuestamente alejado de las controversias intelectuales de la Universidad de
Gottingen. En cada caso, la inspiración se encuentra más allá del dominio del
ego, y la creatividad no se puede evocar por medio de la voluntad consciente.
Para los griegos, la inspiración era cedida por Palas Atenea, la diosa nacida de
la cabeza de Zeus. Para las tribus «primitivas», los árboles, piedras y animales
tienen voces y pronuncian palabras de sabiduría durante los sueños. En efecto,
los sueños tenían una importancia extrema para muchos pueblos antiguos. Los
sueños parecen ser actos creadores autónomos de la naturaleza, que contienen
mensajes significativos para la tribu. En algunos grupos, por ejemplo, un
soñador especial actuaba en nombre de la tribu y ofrecía sueños para ser
interpretados.
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