1. No estoy obligado a ser sociable, cuidar de los demás y ayudarlos, pero es muy posible que disfrute mucho haciéndolo y que la vida me resulte todavía más gratificante. Llevarme bien con los demás también me ayudará a prevenir algunas adversidades que podrían provocarme ansiedad.
2. No tengo capacidad para cambiar radicalmente a los demás, pero sí la tengo, si la empleo bien, para aceptar a la gente como es y amarla, y disfrutar con ella, en lugar de con sus defectos.
3. Depender de mí mismo y no necesitar la aprobación de los demás para «demostrar» mi valía como persona me ayudará a disminuir mucho la ansiedad —la dependencia absoluta es una de las fuentes de ansiedad más importantes, ya que uno nunca puede tener la garantía de que los demás le darán apoyo y responderán a su dependencia—. Liberarme de la necesidad me permite entender el punto de vista de los demás, tener en cuenta sus objetivos y propósitos, y quererlos mucho más puesto que dejo de estar obsesionado con que cuiden de mí, mí, mí. La falta de necesidad de dependencia me permite estar mucho más en sintonía con la sociedad. Puedo querer a las demás personas por sí mismas y no en función de lo mucho que me valoren a mí.
4. Si pienso que ganar sólo es ganar y no significa ser mejor que los demás, no sentiré que tengo que ganar. Puedo disfrutar del éxito de los otros en lugar de morirme de envidia pensando que ellos son «mejores» que yo. No estoy participando en ninguna competi ción frenética con ellos. Si acabo perdiendo, no me lo tomaré demasiado en serio.
Albert Ellis
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