Amigas y amigos, aunque estemos rodeados de resistencias eclesiásticas, de torpezas políticas y de mediocridades personales no nos dejemos invadir por la impotencia y del desasosiego. Dejémonos herir por la aventura de la vida, que crece por cualquier grieta, y por los gritos de las vidas desahuciadas, que llaman a nuestra puerta. Y si un día descubren que esta aventura no es posible pese a ser lo único importante, díganse con el poeta José Ángel Valente (FULGOR):
A partir de ahora/Viviré más alerta todavía,
Seré madrugador/Empedernido
Para evitar que nadie/Os ate en el siempre
O en el nunca…/Para que cada nuevo día
Amanezcáis/Dispuestos a hallar
Nuevos caminos/Y a inventarlos.
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