1. No soy responsable de haber nacido —ni de haberlo hecho con limitaciones y fallos—. Soy responsable de hacer todo lo que esté en mis manos para manejar mis defectos y talentos. De todos modos, por muy responsable que sea de muchos de mis pensamientos, sentimientos y conductas, la responsabilidad no es algo absolutamente necesario sino sólo preferible. No es que sea un gusano o un inútil por elegir actuar de forma irresponsable, aunque sí es cierto que soy responsable de mi irresponsabilidad y que estoy actuando mal.
2. Soy un animal social, con muchas ataduras hacia mi familia, grupo y comunidad, por lo que, si quiero compañerismo y ayuda de los demás, lo mejor para todos es que no les hiera y sea justo y responsable con ellos. Tanto yo como ellos viviremos mejor si actuamos de forma responsable los unos con los otros. En determinados momentos, puedo decidir favorecerme por encima de los demás. Sin embargo, si sólo me tengo en cuenta a mí mismo y les hago daño innecesariamente, estaré actuando inmoral e irresponsablemente, provocándoles heridas individuales y colectivas y, probablemente, haciéndome daño también a mí mismo. No tengo que actuar moralmente a cualquier precio pero tenderé a estar mucho mejor si lo hago. Si quiero obtener buenos resultados sociales, tengo que actuar con moralidad y responsabilidad hacia los demás. Es decir que escojo esta imposición de forma condicional más que en términos absolutos.
3. Aunque a veces dependa de que otras personas me hieran o me priven de algo que deseo, gran parte de mis sentimientos son responsabilidad mía. Cuando alguien es injusto conmigo, puedo elegir tener sanos sentimientos de pesar y frustración, o escoger sentirme ansioso, deprimido y rabioso. Mis emociones dependen sólo parcialmente del trato que recibo de los demás; en gran parte dependen de mi actitud ante dicho trato. Es decir, que tengo una gran responsabilidad —y un gran control— sobre mis emociones. Por mucho que biológicamente tienda a reaccionar con emociones malsanas ante las personas y las cosas, si pienso, me esfuerzo mucho y practico, tengo muchas posibilidades de reprogramarme y reaccionar de manera más sana.
Albert Ellis
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