jueves, 22 de abril de 2021

 


Voltaire se preguntó: «¿Por qué existimos?» La formulación que Einstein dio a la cuestión fue preguntarse si Dios tuvo elección en el momento de crear el universo. Pero si el universo es infinitamente viejo —si el big bang que tuvo lugar unos quince mil millones de años atrás es solamente la cúspide más reciente en una serie infinita de contracciones y expansiones—, entonces nunca fue creado y la pregunta de por qué es como es no tiene ningún sentido. Si, por otra parte, el universo tiene una edad finita, ¿por qué es como es? ¿Por qué no le fueron dadas unas características completamente distintas? ¿Qué leyes de la Naturaleza van asociadas a qué otras? ¿Existen metaleyes que especifiquen dichas conexiones? ¿Está en nuestras manos descubrirlas? De todas las leyes concebibles de la gravedad, por ejemplo, ¿cuáles tienen «permiso» para existir simultáneamente con qué leyes concebibles de la física cuántica que determinan la existencia misma de la materia macroscópica? ¿Son posibles todas las leyes que podamos imaginar o bien sólo un restringido número de ellas puede, de algún modo, llegar a existir? Está claro que no tenemos la más mínima idea de cómo determinar qué leyes de la Naturaleza son «posibles» y cuáles no. Tampoco tenemos más que una noción extremadamente rudimentaria de qué correlaciones de las leyes naturales están «permitidas».

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