viernes, 2 de abril de 2021

 La muerte de una relación es dolorosa, pero la gente madura tiene el suficiente respeto por sí misma y su pareja como para arreglárselas cuando termina el amor. La gente madura sabe cómo dejar ir una relación insalvable, así como es capaz de sortear una crisis en una relación sana. Aun con su dolor, no duda de que algún día volverá a amar. Aunque no podemos negar el poder que el dolor ejerce sobre nosotros, sí podemos sobrevivir a pesar de él. He visto estallar en llanto a personas fuertes cuando son sexualmente traicionadas por un amante, aun cuando ellas mismas hayan engañado a su pareja. Al enterarse de que su esposa tenía una aventura, un hombre me dijo: “Nunca he sentido tanto dolor en mi vida. Honestamente no sé si podré sobrevivir. Lo gracioso es que nunca pensé en el amor antes de que esto pasara. Simplemente estaba allí, era mi esposa y me ayudaba, criaba a los niños. Dios, me siento terriblemente. Nunca, jamás, quiero pasar por esto de nuevo.” La tragedia de su última frase es que se estaba programando para nunca volver a abrirse al amor. Con el fin de no perder tal apertura vital, un amante herido debe trascender la tendencia natural a reaccionar con enojo, miedo y pánico. Tenemos la capacidad para superar el dolor y la pena, así como para perdonar y amar de nuevo. Suena difícil, y lo es. Hace falta el lado espiritual para trascender el mandato fuerte y autoclestructivo del dolor y el enojo. Con el tiempo, la gente madura es capaz de aceptar la realidad —aun cuando duele— y proseguir hacia el siguiente capítulo de su vida. Es gente que enfrenta problemas y tristezas de la manera más racional y sana, a pesar de que no es fácil.

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