martes, 6 de abril de 2021


 

"El mar no es una frontera; yo soy el mar"

“Imagina cómo sería ser un delfín, libre para vivir según tus necesidades. Hay un delfín dormido dentro de cada uno de nosotros”. La aventura de Mayol comenzó muy joven cuando abandonó a sus padres y sus hermanos para recorrer mundo. De Saigón hasta Canadá, pasando por Las Bahamas y Japón, se estableció mínimamente y fundó su propia familia.

Una mujer y dos hijos a los que también abandonó. Trabajó como pescador de langostas, chófer de las estrellas de Hollywood… autoinvitado en casa de sus amigos, no gastaba ni un duro y corría detrás de las mujeres. En esos años su afición por el mar se convirtió en obsesión. Uno tras otro, iba arrasando con los récords de otros buceadores por apnea, pero sobre todo se empeñó en fundirse con los mamíferos marinos y conectar como ellos lo hacen con el mar.

Jacques Mayol, el mejor buceador de todos los tiempos, combinó las técnicas de respiración del yoga y el zen, puso en práctica la relajación y meditación y se sumergió a 100 metros de profundidad. “Soy como un animal salvaje, vivo intensamente cada momento. Me propuse lograr lo impensable: sumergirme a 100 metros profundidad. Estoy convencido de que el hombre puede llegar más lejos”.

No veo el mar como una frontera que conquistar o un nuevo territorio que explorar, veo el mar como el elemento principal. Yo soy el mar”. Jacques Mayol, que vivió una tragedia cuando asesinaron en un supermercado al gran amor de su vida, conquistó su sueño, se fundió con el mar, pero no superó nunca el sentimiento de culpa por abandonar a su familia.

—¿Qué se siente cuando te sumerges?

—Es una sensación de resbalar sin caerse. Lo más difícil es cuando estás en la parte inferior.

—¿Por qué?

—Porque tienes que encontrar una buena razón para volver… y me cuesta encontrarla.

https://www.publico.es/culturas/mar-no-frontera-mar.html

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