lunes, 23 de noviembre de 2020

Shakespeare




No temas más al sol abrasador,

ni a las violentas furias del invierno.
Porque has cumplido tu labor en este mundo,
ya estás en casa, y has cobrado tu justo jornal.
Dorados jóvenes y muchachas, todos deben,
como el deshollinador, convertirse en polvo.

No temas más el ceño del poderoso,
ya no te alcanza el golpe del tirano.
No te preocupes más de vestirte y de comer.
Para ti es lo mismo el junco que el roble.
El cetro, la sabiduría, la ciencia,
todo debe acatar esto, y convertirse en polvo.

No temas más el destello del relámpago,
ni al terrible trueno que apedrea.
No temas calumnias, ni el escozor de la censura.
Para ti han acabado alegrías y tristezas.
Todos los amantes, todos los jóvenes
deben aceptar esto, y convertirse en polvo.

¡Que ningún exorcista te dañe,
y que ninguna brujería te hechice!
¡Que los espectros insepultos te esquiven!
¡Que nada malo se te acerque!
¡Tranquilo fin tengas, y honrada sea tu tumba!

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