lunes, 11 de enero de 2021

Fernando Pessoa

Soy una de aquellas almas a las que las mujeres dicen que aman y que nunca reconocen cuando se las encuentran; de aquellas que, si las reconocieran, ni siquiera así las reconocerían. Sufro la delicadeza de mis sentimientos con una atención desdeñosa. Poseo todas las cualidades por las que son admirados los poetas románticos, incluso la ausencia de aquellas cualidades por las que se es realmente poeta romántico. Me encuentro descrito (en parte) en varias novelas como protagonista de diversos enredos; pero lo esencial de mi vida, como de mi alma, es no ser nunca protagonista.
No tengo una idea de mí mismo, ni siquiera aquella que consiste en una falta de idea de mí mismo. Soy un nómada de la  conciencia  de  mí. Escaparon del redil en mi primera guardia los rebaños de mi riqueza íntima.
La única tragedia es no poder concebirnos trágicos. Siempre vi nítidamente mi coexistencia con el mundo. Nunca sentí nítidamente mi no coexistencia con él; por eso nunca fui alguien normal.
Actuar es reposar. 
Todos los problemas son insolubles. La esencia de la existencia de un problema es la ausencia de cualquier solución para el problema. Buscar un acontecimiento significa que el acontecimiento no existe. Pensar es no saber existir. 
Paso horas, a veces, en el  Terreiro do Paço, a la orilla del río, meditando en vano. Mi impaciencia quiere constantemente arrancarme de ese sosiego, y mi inercia me detiene en él constantemente. Medito, entonces, en medio de una modorra física, que se parece a la voluptuosidad sólo en la forma en que el susurro del viento nos recuerda voces, en la eterna insaciabilidad de mis deseos vagos, en la perenne inestabilidad de mis ansias imposibles. Sufro, principalmente, del mal de ser capaz de sufrir. Me falta alguna cosa que no deseo y sufro porque eso no sea propiamente sufrir. 
El muelle, la tarde, los olores del mar, todos ellos entran, y entran todos juntos, en la composición de mi angustia. Las flautas de los pastores imposibles no son más suaves que el no haber aquí flautas y por eso venirme a la memoria. 


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