Decía el matemático y filósofo Blaise Pascal que la conciencia es el mejor libro de moral que tenemos. No se equivocaba. Esta realidad se refiere, básicamente, a esa capacidad que tenemos las personas para saber qué actos, pensamientos, palabras y situaciones son correctas y cuáles no.
Es un concepto moral y ético; sin embargo, cabe señalar que presenta además algunas pequeñas consideraciones que vale la pena tener en cuenta.
- Conciencia no tienen nada que ver con procesos como la atención o la percepción.
- Filósofos como Descartes y Locke, intentaron en su día profundizar en este concepto para entender cómo se relaciona por ejemplo, la conciencia con el lenguaje, con el pensamiento y la inteligencia. Debemos tener en cuenta, además, que una de las diferencias más notables entre consciencia y conciencia, es que la segunda es para los filósofos una “virtud”.
- De este modo, cuando decimos que alguien “tiene conciencia”, estamos valorando que esa persona tiene valores morales. Nos referimos a ella como alguien que intenta vivir de acuerdo unas normas básicas de respeto y equilibrio. Es más, en ocasiones también decimos que los animales demuestran “conciencia” porque llevan a cabo ciertos actos morales o “sociales” que nos recuerdan a esas virtudes más humanas.
Consciencia es algo más que estar despiertos, que tener los ojos abiertos y sentirnos parte de esa realidad sensible que nos rodea. William James, padre de la psicología norteamericana, fue uno de los primeros autores en abordar la comprensión de esa diferencia entre consciencia y conciencia. Como filósofo, psicólogo y científico, definió la consciencia a través de una serie características que nos permitirán comprenderla mucho mejor:
- La consciencia es subjetiva. No tiene nada que ver con la ética o la moral. Es un proceso personal donde uno es consciente de sus propios pensamientos, de su realidad interna.
- Se relaciona con el pensamiento, por lo tanto siempre está en constante cambio, es un continuo que nunca se detiene, que siempre está procesando información, atendiendo a estímulos.
- Asimismo, la consciencia también puede ser selectiva. En un momento dado, las personas podemos poner la atención en un aspecto (interno o externo) para separarla del resto de estímulos y tomar contacto con eso que nos interesa.
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