Hay un destino adverso ligado a la superioridad corporal o intelectual, el destino adverso que persigue por toda la historia los pasos vacilantes de los reyes. Es mucho mejor no
ser diferente de la mayoría. Los feos y los estúpidos
son quienes mejor lo pasan en el mundo. Se pue-
den sentar a sus anchas y ver la función con la boca
abierta. Aunque no sepan nada de triunfar, se aho-
rran al menos los desengaños de la derrota.
Viven como todos deberíamos vivir, tranquilos, despre-
ocupados, impasibles. Ni provocan la ruina de otros,
ni la reciben de manos ajena
No hay comentarios:
Publicar un comentario