Sixto Rodriguez nació en Detroit, la ciudad más promisoria de la industria manufacturera norteamericana, la que multiplicó su población por seis en apenas tres décadas. Cuna de Ford, hijo pródigo y mentor de la industria moderna en la rama automovilística, junto a General Motors y Chrysler, fueron los dueños de la “Motor City” como la llamaban también en esa época. La ciudad estaba en el podio del sueño dorado americano, un sueño que lentamente se convertiría en pesadilla.
Fabulosas construcciones, teatros, edificios, centros de compras, cines, obras monumentales típicas de la clase dominante cuando ostenta poder para disimular plusvalía. Eso, más una combinación de maniobras fraudulentas propias de los capitalistas cuando ven en peligro su renta, sumado a la segregación racial espontánea, fueron el telón final para el cuento del sueño americano.
Los blancos no se mezclaban con los negros, vivían en barrios separados, los barrios de los negros siempre eran más pobres como así también su poder adquisitivo.
Fue en ese momento que un fenómeno no exclusivo de Detroit, pero sí muy dañino, llamado “White flag”, se instala y comienza a tener efecto. La mudanza masiva, de personas blancas a las afueras dio como resultado un paulatino descenso de la población, esto marcaría el inicio de la pesadilla. Otro efecto, fue la fuga de capitales: A medida que se marchaba la población blanca, el ingreso per cápita comenzó a bajar y dejó de ser un sitio rentable para las inacabables aspiraciones de la burguesía industrial. Luego vino un proceso de deslocalización de empresas y más rápido que temprano, Detroit se transformó en una ciudad fantasma.
Los comentarios de sus ex productores, amigos, vecinos que salen en “Searching Sugar Man” (buscando a sugar man) el documental ganador de un premio Oscar, realizado en homenaje a su vida e integridad, como lo define el propio director Malik Bendjelloul , coinciden en que Sixto Rodriguez lo tenía todo para llegar a ser un referente musical.
Los personajes reales que aparecen en el documental intentan reconstruir los últimos 40 años de la vida no solamente del músico, sino de la época y la de la comunidad de Detroit en los años 70.
El recorrido del viaje por distintos lugares en el film es el camino al encuentro de Sixto Rodriguez por parte de un grupo de seguidores sudafricanos que luego de romper el misterio alrededor de la figura del cantautor, buscaban decirle lo importante que era para muchas generaciones sudafricanas, para la lucha contra el apartheid, que además tenían dos discos de platino y que era un ídolo musical.
Las letras de las canciones cuentan la vida en las barriadas pero también lo que era vivir en esa ciudad símbolo de la distopía capitalista. En la realidad el sueño se desvanecía como arena entre los dedos.
En “Sugar Man”, el de los dulces, el personaje de la canción era el más buscado, todo empezaba a derrumbarse. La canción está en primera persona, alguien relata que le dé algo para que le devuelvan los colores a sus sueños a cambio de su $5. “Silver magic ships, you carry/ jumper coke, sweet mary jane”. (En mágicos barcos plateados transportas/ anfetas , coca, dulce marihuana). Todo daba lo mismo, con tal de salir de las ruinas de esa ciudad en la que entraban tres del tamaño de Manhattan, Boston y San Francisco.
¿Por qué no triunfó? Se pregunta Steve Rowland productor del tercer disco de Rodriguez, él viajó con el cantautor a Inglaterra y produjo el álbum “Coming from reality” (viniendo de la realidad). Para el productor, fue uno de sus artistas más memorables, ¿Por qué no triunfó? se sigue preguntando, ¿era demasiado pobre? ¿Era demasiado político?
Se viaja mucho en el documental y todo esto sucede en Palm Springs, Los Ángeles. Sentado en su escritorio emocionado por recibir noticias de Rodriguez, repasa sus canciones y escucha “Cause” (porque) otra gran composición del músico. La canción cuenta la historia de una persona despedida a pocos días de navidad. En ese momento estaba registrado en “Suxxex Records”. Y dos semanas antes de navidad rescindieron su contrato sin más.
Rodriguez, se volvió a su barrio y vivió toda su vida como obrero de la construcción, crió a sus dos hijas mujeres muy tiernamente, con quienes comparte sus días en la actualidad, porque está vivo. Siempre fue consciente que él no ponía las reglas y quiso hacer algo para cambiar las cosas y se volvió activista, lo recuerda su hija Eva.
Por su desaparición se inventaron leyendas truculentas. Distintos tipos de suicidios en el escenario, la verdad es que Sixto “Sugar Man” Rodriguez encarnó la historia de Detroit en su cuerpo, en sus cicatrices, en su forma de andar, y tal como la ciudad en la que vivía se transformó en un fantasma.
En EE UU sólo vendió 6 copias. Y por una especie de suerte muy particular, inesperada, llegó a ser un ídolo de masas del otro lado del Atlántico, en otro continente y tardó casi el mismo tiempo de ese recorrido hecho a pie en enterarse. 25 años después supo que toda la gloria, el amor, el sol, el calor de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, lo esperaban para escuchar su música, sus raíces echaron flores por él.
Un fantasma en Detroit un ídolo de masas en Sudáfrica
Malik el director, estaba de viaje por el mundo en busca de una historia para contar. Fue en una tienda de discos en Sudáfrica que encontró lo que buscaba. La tienda de “Steve Sugar Man Segerman”.
Steven Segerman es una pieza clave en la historia no sólo porque es el primero que logra llegar a Sixto Rodriguez, también lo es porque cuenta como influyó la música de Rodriguez en la lucha contra el apartheid y abre el abanico a otras voces, músicos, escritores que narran los años de encierro en Sudáfrica en el que todo estaba prohibido.
Cuenta la leyenda que una mujer norteamericana viajo a Sudáfrica al encuentro de un novio y llevó con ella “Cold Fact” (primer álbum) de Rodriguez y que a todo el grupo de amistades les gustó pero al no conseguirlo en ninguna parte realizaron varias copias.
Esas copias comenzaron a circular y las letras en “Cold fact” hablaban sobre la rabia ante la desigualdad, denunciaba al racismo, sobre rebelarse con lo que no está bien. Paralelamente las y los jóvenes comienzan a reaccionar contra el apartheid, y como dice uno de los entrevistados, cada revolución necesita su himno y “anti establishment blues” (el blues anti sistema) lo fue para la juventud de esa generación.
La censura del apartheid no tardó en llegar, pero al prohibirlo automáticamente su música cotizó más. Se lanzó “Cold Fact” fue un éxito, sin embargo los discos llevaban la inscripción “avoid”, (evitable). Las canciones directamente prohibidas eran ralladas copia por copia como documenta el archivo de materiales censurados de ese período.
La gran estafa del rock and roll
Steven Segerman era una de esas personas que siempre se había preguntado por qué no se sabía nada de Sixto Rodriguez. No le sorprendía que las discográficas sudafricanas no hicieran nada para buscarlo cuando fue el boom de Sixto en los ´70 -´80 porque en ese momento era un país a puertas cerradas.
A mitad de los ´90 el apartheid no existía por lo menos como forma de gobierno y una discográfica lanza un doble de Rodriguez, e invita a Segerman a escribir sobre el cantautor. Accedió inmediatamente y en esa introducción se pregunta ¿Dónde está Sixto Rodriguez?, ¿Si alguien sabía algo de él? Y que invitaba a algún musicólogo o fan que leyera ese mensaje a averiguar algo sobre el músico. Es cuando Craig Strydom que seguía también la vida del músico, aparece en escena y comienzan juntos la investigación.
Examinaron las relaciones que existían entre las compañías discográficas e intentaron contactar a los productores que trabajaron con él. Strydom logró hablar con Mike Theodore, uno de los productores de Cold Fact, y al preguntarle cómo se había suicidado el cantante, Theodore le dijo que Rodríguez no estaba muerto. Strydom escribió un artículo sobre su búsqueda y Segerman fue posteriormente contactado por Eva, la hija del cantante.
Strydom iba detrás de la ruta del dinero porque todo olía a estafa. Luego de entrevistarse con Theodore y confirmar que Rodriguez estaba vivo, sin contrato con ningún sello discográfico, llega al último sello en el que había estado: “Suxxex Records” y a su antiguo director Clarence Avant, el que lo había despedido, el que estaba haciendo negocios con la discográfica sudafricana y el que se quedó con la plata de las ganancias de Sixto Rodriguez durante 25 años.
Dead man don´t tour / los hombres muertos no se van de gira
Finalmente en el año 98 Sixto Sugar Man Rodriguez es invitado a brindar una serie de conciertos en Sudáfrica. El recibimiento fue increíble, el reconocimiento, el amor del público, los aplausos para el músico llegaron con todo el esplendor. “Gracias por mantenerme vivo” saluda Sixto al público cuando comienza el show.
En esta nota quedan muchas historias sin contar vinculadas a la principal. Es una historia que tiene algo más de 40 años y que fue filmada en 1000 días, según su director que puso todo el cuerpo y el amor necesario para lograr que se hiciera, hay un “detrás de escena” que refleja todos los pormenores, por ejemplo Malik se queda sin contrato de la productora en la mitad de la filmación. Otro tema para abordar es sobre las estafas en la industria musical. La influencia de Rodriguez en los músicos africanos.
En la película el contraste entre Ciudad del Cabo y Detroit es permanente, sin embargo estos dos lugares tienen más cosas en común que diferencias en su historia. Las dos ciudades marcadas por la segregación racial, la pobreza y la desigualdad extrema. Las dos, además tienen en sus entrañas la música de Sixto Rodriguez, que ahora sí, no se va a morir nunca, su obra perdurará, despertará y será parte de nuevas revoluciones que estén por venir.
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