"Hay que perdonar, por la simple razón de que
resulta difícil y casi imposible.
Todo el mundo es mezquino y sólo piensa
en la venganza. No vengarse es la única
hazaña moral, el gesto más hermoso que
se puede tener. Siempre que sentimos
deseos de vengarnos, deberíamos pensar
en que eso corresponde a los otros,
que es facilón, puesto que todos lo logran,
y que sólo hay nobleza en la
singularidad del perdón,
aunque sea impuro".
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