domingo, 12 de enero de 2025

 Como los estoicos valoraban la tranquilidad y tenían presente el poder de los demás para alterarla, podríamos esperar que hubieran vivido como eremitas y que nos aconsejaran hacer lo mismo, pero no hicieron tal cosa. Creían que un ser humano era, por naturaleza, un animal social y que tenemos el deber de formar y mantener relaciones con otras personas, a pesar de los problemas que puedan derivarse de ellas.

 En las Meditaciones , Marco Aurelio explica la naturaleza de este deber social. Los dioses, dice , nos crearon por una razón: nos hicieron, señala, «para cierto deber». Así como la función de una higuera es cumplir con la tarea de la higuera, la función de un perro es cumplir con la tarea del perro y la función de la abeja es cumplir con la tarea de la abeja, la función de un ser humano es cumplir con la tarea del ser humano; esto es, realizar la función para la que los dioses nos han creado. 

 ¿ Cuál es, pues, la función de un ser humano? Los estoicos piensan que nuestra función primordial es ser racionales. Para descubrir nuestras funciones secundarias, tan solo hemos de aplicar nuestra capacidad de razonamiento. Descubriremos que hemos sido diseñados para vivir entre otras personas de modo mutuamente ventajoso; descubriremos, dice Musonio, que «la naturaleza humana se asemeja a la de las abejas. Una abeja no puede vivir sola: muere si se queda aislada».  Descubriremos, como señala Marco Aurelio, que «el compañerismo es el propósito que se oculta detrás de nuestra creación». Así pues, una persona que cumple con la función de ser humano será racional y social. 

 Para cumplir con mi deber social — mi deber con los de mi especie — debo preocuparme por toda la humanidad. Debo recordar que los seres humanos hemos sido creados para los demás, hemos nacido, dice Marco, para trabajar juntos, como hacen nuestras manos o nuestras pestañas. Por lo tanto, en todo lo que hago mi objetivo debe ser «el servicio y la armonía de todo». Más exactamente, «estoy obligado a hacer el bien a mis hermanos humanos y a tolerarlos». 

 Y cuando cumplo con mi deber social, afirma Marco Aurelio, debo hacerlo en silencio y con eficiencia. Idealmente, un estoico debe ser tan inconsciente de los servicios que presta a los demás como la vid cuando ofrece un racimo de uvas al viticultor. No se jactará del servicio servicio que acaba de prestar, sino que realizará el siguiente servicio, tal como la vid sigue produciendo uvas. Por lo tanto, Marco Aurelio nos aconseja cumplir con resolución los deberes para los que los seres humanos hemos sido creados. Nada más, dice, debería distraernos. De hecho, al despertar por la mañana, en lugar de yacer perezosamente en la cama, hemos de levantarnos para cumplir con las tareas propias del ser humano, aquellas para las que fuimos creados.

Willian Irvine

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