domingo, 19 de enero de 2025

 Los psicólogos del siglo XX tendían más bien a disociar algo que los filósofos de la Antigüedad habían comprendido perfectamente y que las encuestas científicas contemporáneas confirman. Como ya hemos visto, Freud demostró que el ser humano se mueve en esencia por la búsqueda del placer, pero la cuestión del sentido no le interesaba. Viktor Frankl –superviviente de los campos de la muerte y cuyo pensamiento se construyó a partir de esa terrible experiencia– le respondió defendiendo una tesis situada en las antípodas de la suya: el ser humano se mueve en esencia por la búsqueda de sentido. Lejos de contradecirse, ambas teorías son ciertas: la propia naturaleza del ser humano lo lleva a buscar el placer y el sentido. Sólo es auténticamente feliz cuando su vida le es agradable y reviste un significado. En realidad, no es esencial que alcancemos o no nuestros objetivos. No vamos a esperar a haber alcanzado todos los objetivos para empezar a ser felices. El camino cuenta más que la meta: la felicidad llega haciendo camino. El viaje nos hace más felices si sabemos que el placer está por delante y conocemos el destino hacia el que nos dirigimos (aunque lo modifiquemos durante el trayecto) y responde a las aspiraciones más profundas de nuestro ser.

Frederic Lenoir

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

Buscar este blog