domingo, 6 de febrero de 2022

 Tras su muerte, en 1827, varios años y coincidencias después, existió la creencia en la “maldición de la novena”, aquella superstición que versa que, después de la muerte de Beethoven, los compositores están destinados a morir una vez lograda su novena sinfonía. Para un pequeño puñado, efectivamente no hubo décima: Franz Schubert (1828), Anton Brukner (1896), Antonín Dvorak (1904), Gustav Mahler (1911), Alexander Glazunov (1936) y Ralph Vaughan Williams (1958).

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