Respeta las necesidades de tu cuerpo. Prodígale los mejores cuidados para promover su salud y bienestar. Dale absolutamente todo lo que necesite, con inclusión de comida y bebida saludables, ropa digna y un hogar cálido y confortable. Sin embargo, no utilices tu cuerpo como una ocasión para la exhibición o el lujo. Absténte de defender tu reputación o tus intenciones No tengas miedo de los insultos ni de las críticas. Sólo los moralmente débiles se sienten obligados a defenderse o explicarse ante los demás. Deja que la calidad de tus actos hable en tu nombre. No podemos controlar la impresión que los demás se forman de nosotros, y esforzarse por hacerlo sólo degrada el carácter. Así pues, si alguien te dice que una persona determinada te ha estado criticando, no te molestes en excusarte o defenderte. Limítate a sonreír y responde: «Supongo que esa persona no conoce mis demás defectos. De no ser así no habría mencionado sólo esos».
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