miércoles, 5 de mayo de 2021


 Viajero impenitente siempre a caballo entre Oriente y Occidente, trashumante confeso, viviría a partir de entonces una azarosa existencia reflejada indisociablemente, para morboso deleite de sus lectores en su irregular producción. Infatigable trotamundos, vivió varias vidas: policía en Jamaica, periodista mercenario, llegaría a ser torturado por los marxistas en Yugoslavia. Alcohólico y mujeriego, fracasó en sus matrimonios, tuvo una cohorte de amantes, y fue, según su segunda hija, un abominable padre. Sappho, llamada así en honor de la legendaria poetisa, se ahorcó a los 33 años tras acusarle de incesto en sus memorias, un episodio jamás demostrado, que causó gran revuelo mediático y  marcaría funestamente los últimos años del escritor.

Durrell fue un hombre torturado que huía de su propio yo buscando en su obra alivio a su desequilibrio interior: "Mi propia obra me produce una náusea terrible, una náusea puramente física". Su íntimo deseo era conseguir una reacción paralela y contradictoria, consolar a los atormentados a la par que angustiar a los bienaventurados: "Siempre quise escribir una novela que funcionase como un electrodoméstico, capaz de planchar la psique de un solitario con deseos de evolucionar". Lo consiguió. Pese a no ser siempre comprendido por la crítica, que incluso le denostó,  es un hecho que su primera obra autobiográfica, apadrinada por Miller, El Cuaderno negro, su mítico Cuarteto de Alejandría, su obra poética, sus hilarantes sketches diplomáticos, su maduro Quinteto de Avignon o sus deleitables libros de viajes, entre los que se encuentra su póstumo Visión de Provenza , le han hecho merecedor de un lugar de honor en la literatura contemporánea.

https://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20120227/54258642689/la-tortuosa-vida-de-un-genio-lawrence-durrell.html

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