lunes, 28 de diciembre de 2020

Librado Rivera

 El 3 de marzo sale el último número de Paso!. Impreso anónimamente, aún conserva en el cabezal el crédito: «Director Librado Rivera» y el número de su apartado postal en el D. F., el 1563. El periódico sólo tiene un artículo: «Librado Rivera ha muerto», y llama a que los obreros de Ciudad de México acompañen el cadáver desde el local de la Federación de Trabajadores, último reducto del anarcosindicalismo, hasta el panteón de Dolores. El artículo termina con una frase muy al tono de la lírica roja de la época: «Que caiga sobre su tumba una lluvia interminable de flores rojas».

 El último magonero se retira de la escena. 

El vacío perdura. 

Ya no se hacen hombres así. 

Los mejores de nosotros somos pálidas sombras al lado del viejo Rivera.

 Por lo menos, deberíamos cubrir esa tumba, hoy desaparecida, esa inexistente tumba, con una interminable lluvia de flores rojas.

 Menos mal que queda la historia.

 Menos mal que queda la memoria.


Taibo II

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