Nacido en 1925, de seguir vivo Yukio Mishima sería un escritor reverenciado, mitificado, aupado desde Occidente por intelectuales y marginales de ultraderecha a partes iguales.
Un ser, una contradicción continua. Tardó un año en planificar el asalto a un cuartel militar y suicidarse. Quizás el más grande de los escritores japoneses del siglo XX, dotado de un fino olfato literario en el que sumaba a su calidad estilística (densa, profunda, agobiante en lo espiritual) la capacidad para plantearlo todo psicológicamente.
Hijo del gran desarrollo industrial y nacional japonés anterior a la Segunda Guerra Mundial, Mishima arrancó a escribir a los doce años, y desde entonces no frenó: su legado abarca novelas (cerca de 40), obras de teatro (18), varios libros de relatos (un total de veinte con decenas de cuentos) y multitud de ensayos (otra veintena). Pero sólo algunos tienen la capacidad de ser auténticas obras de Mishima, que supo sacar partida y tajada de su obra antes del final ansiado y soñado.
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