Pero mantenerse erguido con los hombros hacia atrás no es algo
exclusivamente físico, porque no solo eres un cuerpo. También eres un espíritu,
una psique. Erguirse físicamente también implica, invoca y supone erguirse
metafísicamente. Erguirse significa aceptar voluntariamente la carga del Ser. Tu
sistema nervioso responde de una forma totalmente distinta cuando afrontas las
dificultades vitales de forma voluntaria porque, en vez de prepararte para una
catástrofe, lo que haces es asumir un desafío. Ves el tesoro que esconde el
dragón, en vez de derrumbarte aterrado cuando el dragón se manifiesta frente a
ti. Das un paso hacia delante para ocupar una posición en la jerarquía de
dominación y ocupas tu territorio manifestando tu disposición de defenderlo,
expandirlo y transformarlo. Todo eso puede ocurrir de forma efectiva o
simbólica, como una reestructuración física o conceptual.
Mantenerse erguido con los hombros hacia atrás es aceptar con los ojos
bien abiertos la terrible responsabilidad que supone vivir. Significa que decides
voluntariamente transformar el caos de lo potencial en las realidades de un orden
habitable. Significa que asumes la carga de la vulnerabilidad consciente y que
aceptas el final del paraíso inconsciente de la infancia, desde donde apenas se
comprende qué significa ser mortal. Significa que te comprometes por propia
voluntad con los sacrificios necesarios para generar una realidad productiva y
significativa. Significa, como se decía antiguamente, comportarse para satisfacer
a Dios.
Mantenerse erguido con los hombros hacia atrás significa construir el arca
que protege al mundo del diluvio, guiar a tu pueblo a través del desierto después
de haber escapado de la tiranía, abandonar la comodidad del hogar y divulgar el
mensaje profético entre quienes ignoran a las viudas y a los niños. Significa
cargar con la cruz que marca la «X», ese lugar donde tú y el Ser os cruzáis de forma estremecedora. Significa derribar un régimen muerto, rígido y demasiado
tiránico y lanzarlo de vuelta al caos en el que se generó. Significa encarar la
incertidumbre resultante y establecer a continuación un orden mejor, dotado de
más significado y más productivo.
Así que presta atención a tu postura. Deja de arquearte, enderézate. Di lo
que piensas. Deja claro lo que quieres, como si tuvieras derecho a conseguirlo
(al menos el mismo que los demás). Anda con la cabeza bien alta y mira al frente
con franqueza. Atrévete a ser un peligro. Haz que la serotonina fluya a raudales a
través de las vías neuronales que arden a la espera de su efecto tranquilizante.
La gente, y tú también, empezará a asumir que eres una persona capaz y
competente, o por lo menos no sacarán inmediatamente la conclusión inversa. Y
esas nuevas respuestas positivas te darán ánimo y empezarás a sentir menos
angustia. Te resultará entonces más fácil prestar atención a las sutiles claves que
se intercambian en la comunicación social. Tus conversaciones fluirán de forma
más natural, con menos pausas embarazosas. Y así te será más fácil conocer a
gente, interactuar e impresionar. Todo esto no solo aumentará notablemente la
probabilidad de que te pasen cosas buenas, sino que conseguirá que esas cosas
buenas te hagan sentir aún mejor cuando sucedan.
Con nuevos ánimos, con más fuerza puede que decidas abrazar el Ser y
hacer lo posible para que se desarrolle y mejore. Con más fuerza puede que seas
capaz de aguantar de pie, incluso durante la enfermedad de un ser querido,
incluso tras la muerte de un familiar, y dejar que los demás se apoyen en tu
fuerza cuando de lo contrario se hundirían en la desesperación. Con nuevos
ánimos, te embarcarás en el viaje de tu vida, brillarás como desde una colina
celestial e irás tras el destino que te corresponde. Puede que entonces el
significado que posea tu vida baste para mantener a raya la peligrosa influencia
de la desesperación existencial.
Y puede que entonces aceptes la terrible carga del mundo y que sientas
alegría.
Inspírate en la langosta victoriosa, con sus 350 millones de años de
sabiduría práctica acumulados. Enderézate con los hombros hacia atrás.
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