La palabra humanismo puede tener muchos significados, pero para nosotros significa creencia en el progreso. Creer en el progreso es creer que si usamos los nuevos poderes que nos ha dado el creciente Conocimiento científico los seres humanos nos podremos liberar de los límites que circunscriben las vidas de otros animales. Esa es la esperanza de prácticamente todo el mundo en la actualidad; sin embargo, carece de fundamento. Y es que, si bien es muy probable que el saber humano continúe creciendo (y con él, el poder humano), el animal humano seguirá siendo el mismo: una especie con una gran inventiva que es también una de las más depredadoras y destructivas.
Darwin
mostró que los seres humanos son como cualquier otro animal; los
humanistas afirman que no. Los humanistas insisten en que si usamos
nuestros conocimientos, podemos controlar nuestro entorno y prosperar
como nunca antes.
Mediante tal aseveración,
renuevan una de las promesas más dudosas del cristianismo: la de que la
salvación está abierta a todos. La creencia humanista en el progreso no
es más que una versión secular de ese artículo de fe cristiano.
En
el mundo que nos mostró Darwin, no hay nada a lo que podamos llamar
progreso. Sin embargo, para cualquier persona formada en las esperanzas
humanistas eso resulta intolerable. Como consecuencia, las enseñanzas de
Darwin han sido subvertidas y ha vuelto a cobrar vida el error esencial
del cristianismo: considerar a los seres humanos diferentes al resto de
animales.
John Gray
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