lunes, 17 de febrero de 2025

 Según un estudio efectuado en los años cincuenta por W.E. Cox, en los trenes que van a sufrir un accidente viaja menos gente que en los demás. Pero como los accidentes ferroviarios son una incógnita hasta que ocurren, Cox se vio obligado a reconocer que muchas personas evitan, de manera consciente o inconsciente, tomar un tren el día en que éste sufre un accidente. Cox obtuvo de las compañías ferroviarias el número de pasajeros que viajaron en un determinado tren el día en que éste sufrió un accidente, los seis días anteriores a él y ese mismo día de la semana, de las cuatro semanas precedentes. Por ejemplo, el Georgian, tren que une Chicago y el este de Illinois, tuvo un accidente el 15 de junio de 1952. Ese día sólo iban en él nueve pasajeros. Durante los seis días anteriores al accidente el número de pasajeros había sido de 68, 60, 53, 48, 62 y 70. Una semana antes, el 8 de junio, había transportado 35 viajeros, y en los otros tres días estudiados 55, 53 y 54. En los diez días examinados, el promedio de viajeros del Georgian fue de 55.8. Sin embargo, el día del accidente ese número descendió en un 84 por ciento. Otro ejemplo de lo que Cox llama accidentavoidance (prevención de accidentes) aparece en las cifras que reunió acerca del tren No. 15 de la línea Chicago -Milwaukee - St. Paul-Pacific, que descarriló el 15 de diciembre de 1952 con 55 personas a bordo. En cinco de los siete días anteriores elegidos por el método de Cox hubo más de 100 viajeros en el tren, y en los otros dos al menos 30 pasajeros más que el día del accidente. El promedio de pasajeros en los diez días sin accidente fue un 50 por ciento mayor que el día del descarrilamiento. (Journal of the American Society for Psychical Research, 50:99-109, 1956) Una cita con el destino En 1954 Eva Hellstróm, fundadora de la Sociedad Sueca de Investigaciones Parapsicológicas, soñó que ella y su marido volaban sobre las calles de Estocolmo. Al mirar hacia abajo, vio un accidente de tráfico: un tren verde acababa de estrellarse contra un tranvía azul. En esa época todos los trenes de Estocolmo iban pintados de color café; de modo que cuando, pocos meses más tarde, empezaron a funcionar nuevos trenes verdes, Eva Hellstrám estuvo segura de que su sueño iba a cumplirse. Había dibujado la posición de los dos vehículos y anotado en su diario: "El accidente ocurrirá cuando el tren de Djursholm y el tranvía número 4 se encuentren en Valhallavágen. En ese lugar han ocurrido accidentes entre coches y trenes, pero que yo sepa nunca con un tranvía..." El 4 de marzo de 1956, casi dos años después del sueño, un tranvía azul, el No. 4, y el tren verde de Djursholm chocaron en Valhallavágen. La posición de los vehículos accidentados era precisamente la que mostraba el dibujo de Eva Hellstrom.

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