sábado, 21 de diciembre de 2024
Maquiavelo — Os engañáis, Montesquieu, siguiendo el ejemplo de otros que me han juzgado como vos. Mi único crimen fue decir la verdad a los pueblos como a los reyes; no la verdad moral, sino la verdad política; no la verdad como debería ser, sino como es, como será siempre. No soy yo el fundador de la doctrina cuya paternidad me atribuyen; es el corazón del hombre. El maquiavelismo es anterior a Maquiavelo .
Moisés, Sesostris, Salomón, Llisandro, Filipo y Alejandro de Macedonia; Agátocles, Rómulo, Julio César y el mismo Nerón; Carlomagno, Teodorico, César Borgia, he aquí los antecesores de mi doctrina. Paso por alto a muchos y de los mejores, sin mencionar por supuesto la larga lista de los que llegaron después que yo, y a quienes el Tratado del Príncipe nada enseñó que ya no supieran por el ejercicio del poder. ¿Quién en vuestro tiempo, me rindió un homenaje más clamoroso que Federico II? Pluma en la mano, me refutaba en interés de su popularidad, pero en política aplicaba rigurosamente mis doctrinas.
¿Por qué inexplicable extravió del espíritu humano se me reprocha lo escrito en esta obra? Tanto valdría censurar al sabio por buscar las causas físicas de la caída de los cuerpos que nos hieran al caer; al médico por descubrir las enfermedades, al químico por historiar los venenos, al moralista por pintar los vicios, al historiador por escribir la historia.
Montesquieu — ¡No Maquiavelo! ¡Si Sócrates se encontrara aquí para desentrañar el sofisma oculto en vuestras palabras! Por poco que la naturaleza me haya dotado para la polémica, la réplica no me es difícil: comparáis con venenos las enfermedades los males engendrados por el espíritu de dominio, astucia y violencia; y vuestros escritos los instruyen acerca de los medios de contagiar esas enfermedades a los Estados, son esos venenos los que enseñáis a destilar. Cuando el sabio, el médico y el moralista estudian un mal, no es con el objeto de enseñar a propagarlo: es para curarlo. Vuestro libro empero, no hace eso; mas poco me importa, y no por ello me siento menos desarmado. Desde el momento en que no erigís el despotismo en principio y vos mismo lo conceptuáis un mal, me parece que vuestra condena va implícita el ello y al menos en este punto podemos estar de acuerdo.
Maurice Joly
viernes, 20 de diciembre de 2024
-¿Conoces a Marcel Proust? Escritor francés. Tuvo una vida llena de fracasos. Nunca tuvo un trabajo. En los temas de amor siempre fue no correspondido. Gastó 20 años en escribir un libro que casi nadie lee, pero probablemente es el mejor escritor desde Shakespeare.
Para ayudarnos a avanzar en nuestra práctica del estoicismo, Séneca aconseja meditar periódicamente en los acontecimientos de la vida cotidiana, cómo hemos respondido a ellos y cómo deberíamos haber respondido según los principios estoicos. Atribuye esta técnica a su maestro Sexto, que, al acostarse, se preguntaba a sí mismo: «¿Qué dolencia tuya has curado hoy? ¿Qué defecto has evitado? ¿En qué sentido has mejorado?».
Séneca describe para sus lectores una de sus propias meditaciones al acabar el día y ofrece una lista del tipo de acontecimientos sobre los que reflexiona, junto a las conclusiones que extrae de su respuesta a esos acontecimientos:
• Séneca fue demasiado agresivo al amonestar a alguien; en consecuencia, en lugar de corregir a esa persona, la admonición solo sirvió para irritarla. El consejo que se da a sí mismo: a la hora de contemplar la posibilidad de criticar a alguien , ha de considerar no solo si la crítica es válida sino también si la persona puede soportar ser criticada. Añade que cuanto peor es un hombre, menos probabilidades tiene de aceptar la crítica constructiva.
• En una fiesta, la gente bromeaba a costa de Séneca y este, en lugar de hacer caso omiso, se lo tomó a pecho. Su consejo a sí mismo: «Aléjate de las malas compañías».
• En un banquete, no sentaron a Séneca en el lugar de honor que creía que le correspondía. En consecuencia, pasó la velada irritado con quienes habían distribuido los asientos y envidioso de quienes estaban mejor situados que él. Sus palabras respecto a su conducta: «Lunático, ¿qué importa en qué parte del diván apoyas tu peso?».
• Llega a sus oídos que alguien habla mal de sus escritos y empieza a tratar a este crítico como a un enemigo. Pero a continuación empieza a pensar en todos los autores cuya obra él mismo ha criticado. ¿Quiere que todos piensen en él como en un enemigo? Ciertamente, no. Conclusión de Séneca: si vas a publicar, tienes que estar dispuesto a tolerar la crítica. [2]
Al leer sobre estos y otros fastidios enumerados por Séneca, nos sorprende comprobar lo poco que ha cambiado la naturaleza humana en los últimos dos milenios.
La meditación al acostarse que Séneca recomienda es, por supuesto, completamente diferente a la de, por ejemplo, un budista zen. Durante su meditación, un practicante del zen se sienta horas y horas con la mente tan vacía como sea posible. En cambio, la mente de un estoico estará muy activa durante la meditación al acostarse. Pensará en los acontecimientos del día. ¿Hay algo que haya perturbado su serenidad? ¿Ha experimentado ira? ¿Envidia? ¿Codicia? ¿Por qué le han irritado los eventos del día? ¿Podría haber hecho algo para evitar esa irritación?
jueves, 19 de diciembre de 2024
Poco a poco nos sumergimos en una mar de desilusión. Rechazamos con nuestros limitados recursos la inercia que nos conduce a ese abismo emocional, con el mismo ritmo pausado con el que nuestros latidos nos recuerdan la vida. Nos proponemos aferrarnos al último bote que nos devuelva a puerto seguro. Sorteamos olas de desilusión, luchamos contra la tenaz marea que mece las decepciones y resistimos la corriente de nuestros propias frustraciones, constantes en su desgaste.
Ese mar de fondo nos acosa, nos arrastra de nuevo hacia una orilla desierta. Alrededor, arena y vacío. Resulta tentador refugiarse en esa quietud estéril que nada te exige y a la que nada das.
La espuma que todavía moja tus pies te devuelve sensaciones olvidadas, aunque no pasa de una ligera impresión que se desvanece envuelta en la arena que se fija en tu piel como un escudo que te aísla. Llegas a pensar que también te protege.
Al levantar la vista se ve la silueta en el horizonte de la tierra fértil que un día fue tuya. La intuyes remota, en un pasado que sabes real pero que desde allí parece ajeno; piensas que fue otra vida, otro tiempo, incluso otra persona.
Entre ese relieve lejano del que procedes y la orilla rocosa que te acoge hay un mar picado, una marejada con restos de tu vida y tus recuerdos. En esa travesía has dejado todo. Has evitado el naufragio, pero no el vacío.
Terrence Malick
Añadiré que, para ser felices, es esencial que tengamos conciencia de nuestra felicidad. Sólo podemos responder que estamos «globalmente satisfechos de nuestra vida» tras haber reflexionado sobre nuestra propia existencia. Los animales experimentan, por supuesto, el bienestar, pero ¿son conscientes de la suerte que tienen de sentirse bien? La felicidad es un sentimiento humano asociado a la autoconciencia. Para ser feliz, hay que tener conciencia del bienestar, del privilegio o del don que representan los buenos momentos de la existencia. Ahora bien, los estudios psicológicos han demostrado que somos más conscientes de los hechos negativos que nos suceden que de los positivos. Los negativos nos marcan más, se memorizan más. Este fenómeno está probablemente asociado al principio de la psicología evolucionista, según la cual, para sobrevivir, lo importante no es tanto un acontecimiento agradable sino localizar y memorizar un peligro para encontrar la solución que nos permita esquivarlo. De ahí la necesidad, en cuanto vivimos un momento dulce, agradable, alegre, de tomar conciencia de esa sensación, acogerla plenamente, cultivarla el mayor tiempo posible. Es lo que Montaigne resaltó con insistencia en su lenguaje florido: «¿Me hallo en un estado tranquilo? ¿Me acaricia alguna voluptuosidad? No dejo que la roben mis sentidos, uno a ella mi alma, no para comprometerla, sino para que halle placer, no para perderse en ella sino para encontrarse; e intento que se vea reflejada en ese próspero estado, que calibre y valore la felicidad, y la acreciente»
Frederic Lenoir
miércoles, 18 de diciembre de 2024
¿Y tu alma? ¿Dónde crees que haya ido?
Es una calle larga y silenciosa.
martes, 17 de diciembre de 2024
As he told me this, I noticed a bit of resignation in John’s tone, so I asked him whether he enjoyed the new diet he was on. He immediately responded:
I hate it! I don’t like not being able to eat whatever I want. I don’t like not being able to party with friends like I would like to. It’s just a constant, daily regimen that I hate. In fact, I wear a couple of skull rings to remind me that, if you don’t have discipline, it will kill you. . . . I have a nice lady friend that loves to travel, and I enjoy traveling with her. So, I want to stick around awhile. . . . You’ve got to have something to live for.
Kelly A Turner
lunes, 16 de diciembre de 2024
Victor Hugo
Nadie mejor para espiar las acciones de los demás que aquellos a quienes nada puedan importarle. ¿Por qué este señor no viene sino al oscurecer?; ¿por qué este otro no cuelga la llave en su respectivo clavo de la portería, el jueves?; ¿por qué va siempre por callejuelas?; ¿por qué la señora desciende siempre del coche de alquiler antes de llegar a la casa?; ¿por qué envía a buscar un cuadernillo de papel de cartas, cuando tiene llena la papelera?, etc., etc. Existen seres que, por saber el secreto de tales enigmas, que les son por lo demás perfectamente indiferentes, gastan más dinero, prodigan más tiempo y se toman más trabajo de lo que sería necesario para ejecutar diez buenas acciones; y lo hacen gratuitamente, por placer, sin que su curiosidad reciba más recompensa que la propia curiosidad. Seguirán a éste o aquél durante días enteros, emplearán largas horas como centinelas en las esquinas, bajo los portales, de noche, con frío y con lluvia, corromperán a criados, emborracharán a cocheros y a lacayos, comprarán a la doncella, sobornarán a un portero… ¿Para qué? Para nada. Por encarnizamiento de ver, de saber y de penetrar en vidas ajenas. Puro comezón de murmurar. Y, a menudo, una vez conocidos estos secretos, publicados estos misterios, descubiertos estos enigmas, producen catástrofes, duelos, quiebras, ruinas de familias, existencias amargadas, con gran gozo de aquellos que lo han «descubierto todo», sin interés, por puro instinto. Cosa triste, en verdad. Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su conversación, charla en el salón, habladuría en la antecámara, es como esas chimeneas que consumen rápidamente la leña, necesitan mucho combustible, y el combustible es el prójimo.
domingo, 15 de diciembre de 2024
sábado, 14 de diciembre de 2024
“Cuando nuestros genes no pudieron almacenar toda la información necesaria para sobrevivir, los inventamos lentamente. Pero luego llegó el momento, tal vez hace diez mil años, en que necesitábamos saber más de lo que podía caber convenientemente en el cerebro. Entonces aprendimos a almacenar enormes cantidades de información fuera de nuestros cuerpos. Somos la única especie en el planeta, hasta donde sabemos, que ha inventado una forma de memoria comunitaria que se almacena más allá de nuestros genes. El almacén de esta memoria se llama biblioteca. Un libro está hecho de un árbol. Míralo y escucharás la voz de otra persona, tal vez alguien que ha estado muerto durante miles de años. A lo largo de milenios, el autor ha estado hablando, clara y silenciosamente, dentro de tu cabeza, directamente a ti. La escritura es quizás el mayor de los inventos humanos, que une a personas, ciudadanos de tiempos lejanos que nunca se han conocido. Los libros rompen las cadenas del tiempo, prueba de que los humanos pueden hacer magia.”
Out of the night that covers me,
Ernest HENLEY
El deseo activo del pasado.
viernes, 13 de diciembre de 2024
Hippocrates, the Greek physician who is heralded as the founder of modern medicine, strongly believed that food has the power to adjust, rebalance, and heal the body. Imagine, then, his disappointment if he were to find out that today’s M.D.’s receive a total of only one week of nutrition education during their four years at medical school.1 Even at my own recent physical exam, I had to explain to the doctor that, as a vegetarian, I receive plenty of calcium from eating leafy greens (her only suggestion was milk) and plenty of iron from eating beans and seaweed (her only suggestion was red meat). In general, it is not that doctors disbelieve in the healing power of food, but rather that they simply never learned about it.
jueves, 12 de diciembre de 2024
¿Es verdad que todo cuanto hacemos lo hacemos por miedo a la soledad? ¿Es por eso que renunciamos a todas las cosas que luego lamentaremos al llegar al fin de nuestras vidas? ¿Es ése el motivo por el cual casi nunca decimos lo que pensamos? ¿Por eso nos aferramos a esos matrimonios desavenidos, esas amistades falsas, esas fiestas de cumpleaños aburridas? ¿Qué pasaría si rompiéramos con todo esto, pusiéramos fin a este chantaje oculto y fuéramos leales a nosotros mismos? ¿Si dejáramos subir nuestros deseos avasallados y la ira que nos causó verlas esclavizados como el agua de una fuente subterránea? ¿Pues en qué consiste la tan temida soledad? ¿En el silencio de los reproches pendientes? ¿En no tener la necesidad de caminar en puntas de pie, conteniendo el aliento, sobre el campo minado de las mentiras conyugales y las amigables verdades a medias? ¿En la libertad de no tener que comer sentado frente a alguien? ¿En la abundancia de tiempo que se abre ante nosotros cuando cesa el fuego graneado de los compromisos sociales? ¿Pero no son estas cosas maravillosas? ¿No es un estado paradisíaco? ¿Por qué el temor entonces? ¿No es al fin un temor que sólo existe porque no hemos analizado su objeto? ¿Un temor que nos han inculcado padres, maestros y sacerdotes irreflexivos? ¿Y por qué estamos tan seguros de que los otros no nos envidian cuando ven que nuestra libertad es ahora mucho mayor? ¿Y de que no es por eso que buscan nuestra compañía?
Pascal Mercier
miércoles, 11 de diciembre de 2024
1. De la misma manera que procuraré juzgar mis pensamientos, sentimientos y conductas, sin evaluarme de forma global, intentaré tener la misma actitud con los demás. No los adoraré o los condenaré como personas, sino que evaluaré lo que hacen como «bueno» o «malo» en función de mis objetivos y propósitos y de criterios sociales habituales.
2. Si caigo en juzgar al otro —lo cual tengo tendencia a hacer— le brindaré aceptación incondicional (AIO). Lo valoraré como persona «buena» porque es humano, está vivo y es un individuo único, y no porque sus pensamientos, emociones o acciones le hacen «bueno». Mejor aún, evaluaré preferentemente lo que hace y no lo que es globalmente.
3. Si tengo éxito en mi intento por conceder a las personas aceptación incondicional, seguramente me disgustará u odiaré lo que hacen, pero haré todo lo posible por no odiarlas, ni enfadarme con ellas como personas. Puedo intentar corregirlas pero no condenarlas ni castigarlas —aceptar al pecador pero no lo que yo considero el pecado.
Albert Ellis
"Y tras haber visto a mi padre,
martes, 10 de diciembre de 2024
Yo soy mi pensamiento: por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso... y no puedo impedirme pensar. En este mismo momento -es atroz- si existo es porque me horroriza existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro: el odio, el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Los pensamientos nacen a mis espaldas como un vértigo, los siento nacer detrás de mi cabeza... si cedo se situarán aquí adelante, entre mis ojos. Y sigo cediendo, y el pensamiento crece, crece, y ahora, inmenso, me llena por entero y renueva mi existencia.
Semmelweis fue el médico húngaro que demostró la importancia de la asepsia (la ausencia de gérmenes) en los partos, veinte años antes que los trabajos de Pasteur. En esa época, en la clínica obstétrica donde el joven Semmelweis había sido nombrado profesor adjunto, más de una mujer de cada tres moría de fiebre puerperal en los días posteriores al parto.* Las mujeres más pobres de Viena, las únicas que podían acudir a tales clínicas, no iban más que obligadas y forzadas, pues sabían muy bien los riesgos a los que estaban expuestas. Semmelweis tuvo la extraordinaria intuición de proponer el experimento siguiente: todos los médicos de la clínica, que solían practicar disecciones con las manos desnudas inmediatamente antes de asistir a una mujer en el parto, deberían lavarse las manos con agua de cal clorada antes de tocar las partes genitales de sus pacientes. Le costó lo suyo todo ello sucedía antes del descubrimiento de los gérmenes, y * Una de cada tres, y no nueve de cada diez, como menciona Céline con su genio para la hipérbole, que ya se manifestaba en esa tesis.
lunes, 9 de diciembre de 2024
sábado, 7 de diciembre de 2024
viernes, 6 de diciembre de 2024
Consideremos, a modo de ilustración, los últimos días del filósofo estoico Julio Cano. Cuando Calígula, a quien el estoico había irritado, ordenó su muerte, Cano mantuvo su compostura: «Príncipe excelente — dijo — , le doy las gracias». Diez días más tarde, cuando un centurión fue a buscarlo para la ejecución, Cano estaba inmerso en un juego de mesa. En lugar de lamentar amargamente su destino o suplicar al centurión que perdonara su vida, Cano se limitó a señalarle que iba ganando la partida: es decir, que su oponente mentiría si afirmaba haber ganado. De camino a la ejecución, cuando alguien le preguntó cómo estaba, Cano respondió que se estaba preparando para observar el momento de la muerte a fin de descubrir si, en ese instante, el espíritu es consciente de abandonar el cuerpo. «Aquí — dice Séneca — está la serenidad en medio de la tormenta.» Y añade que «nadie ha llevado nunca más lejos el papel de filósofo». [3]
Los antiguos Maestros
jueves, 5 de diciembre de 2024
«La felicidad nunca fue importante. El problema radica en que nosotros no sabemos qué es lo que realmente queremos. Lo que nos hace feliz es el no alcanzar lo que deseamos, sino soñarlo. La felicidad es para oportunistas. Entonces pienso que la única vida de profunda satisfacción es una vida de una eterna lucha, especialmente, la lucha contra uno mismo. Si quieres mantenerte feliz, solo sigue siendo estúpido. Los auténticos eruditos nunca fueron felices; la felicidad es una categoría de esclavos».
miércoles, 4 de diciembre de 2024
"Lo mejor para las turbulencias del espíritu, es aprender. Es lo único que jamás se malogra. Puedes envejecer y temblar, anatómicamente hablando; puedes velar en las noches escuchando el desorden de tus venas, puede que te falte tu único amor y puedes perder tu dinero por causa de un monstruo; puedes ver el mundo que te rodea, devastado por locos peligrosos, o saber que tu honor es pisoteado en las cloacas de los espíritus más viles. Sólo se puede hacer una cosa en tales condiciones: aprender".
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