Te mandaremos a la escuela de la hormiga
para que aprendas que en invierno no se traba-
ja. Salvo los ciegos, los que siguen su nariz se
guían por los ojos, y no hay una sola nariz entre
veinte que no huela al que apesta, Suelta la
gran rueda que corre cuesta abajo, no sea que te
mates por seguirla; pero, si va cuesta arriba,
deja que tire de ti. Cuando un listo te dé mejor
consejo, devúelveme el mío. Como lo da un
bobo, que lo sigan los bribones.
Quien trabaja por la paga
y sirve por conveniencia,
en cuanto llueve se larga
y te deja en la tormenta.
Queda el bobo, marcha el listo,
y ahora me quedo yo.
Bobo el bribón que se ha ido,
que el bobo no es un bribón.
Quien tiene una casa donde meter la cabeza,
tiene una buena sesera.
Braguetero busca un hoyo
y va con cabeza al aire,
que se llenará de piojos
cuando tenga que casarse.
El que atiende al dedo gordo
mucho más que al corazón
por un callo andará loco
y despierto del dolor.
Pues no hay mujer guapa que no haga visajes
delante del espejo.
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