El hijo herido de Sylvia Plath
Me encanta Woolf […] Pero en el verano negro de 1953 yo sentí que estaba replicando su suicidio. Solo que yo sería incapaz de meterme en un río y ahogarme. Supongo que siempre seré excesivamente vulnerable y algo paranoica. Pero también soy condenadamente sana y resistente. Y tengo la sangre dulce como una tarta de manzana. Diarios. Lunes por la tarde, 25 de febrero de 1957.
El reverso de estas mujeres puede encontrarse en la figura de Nicholas Hughes, hijo de la poeta Sylvia Plath y del escritor Ted Hughes. Nicholas fue un extraordinario biólogo marino que apenas pudo gozar del amor de su madre. Si la autora de La campana de cristal se había suicidado el 11 de febrero de 1963, su vástago lo hizo cuarenta y seis años después con una soga que le ciñó el cuello hasta dejarlo sin vida. Siguiendo este perturbador legado materno, Nicholas —pero también su hermana Frieda— vivieron siempre al borde del abismo, surcados por la depresión, la locura y el desconsuelo. Un estigma que podía desvelarse en estos versos premonitorios de su madre, estampados en el poema Lady Lazarus: «Morir / Es un arte, como todo lo demás, / Yo lo hago excepcionalmente bien / Lo hago de tal manera que parece infernal / Lo hago de tal manera que parece real».
https://www.jotdown.es/2016/12/las-hijas-heridas-los-genios/
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