lunes, 26 de octubre de 2020

Álvaro Neil

 La capital de Bután es Timbu. No sabía que para ir a Bután hacía falta una visa que cuesta 250 dólares por día. Y no sabía que me la iban a regalar. Viajando descubres que todo el mundo quiere lo mismo, todo el mundo tiene los mismos miedos, todo el mundo le tiene miedo a la muerte, porque no hablan con ella todos los días. Viajando descubres que la gente está ahí para ayudarte, que son tus amigos. Descubres que nadie eligió dónde nacer, ni siquiera el color de piel que lleváis puesto. No lo habéis elegido. No hemos elegido nada, nos ha tocado. De hecho, las posibilidades de nacer son mínimas, y aquí estamos. Y viajando descubres que no hay fronteras más grandes que las mentales, que no hay límites mayores que los que tú te pones. Yo he dicho: «¡No puedo más!». De verdad, a veces… En Perú, me acuerdo una vez, a casi 5000 metros, no podía más. Lloré de dolor. Y no tenía el 112 para que me vinieran a sacar de allí, tenía que salir yo, estaba solo. Y desde que dije «No puedo más» hasta que pude montar la tienda y dormir, igual pasaron cuatro horas. ¡Pero si yo ya no podía más a las cuatro de la tarde! ¿Cómo he conseguido llegar aquí?
Porque podemos mucho más de lo que creemos. Porque nosotros somos la única limitación que existe en este mundo. Si os creéis algo, lo podéis conseguir. Yo nunca pensé que iba a dar la vuelta al mundo. De hecho, cuando lo veo ahora, digo: «¿Será verdad o será Photoshop?». Pero sí, lo debí hacer. Porque si te marcas objetivos pequeños y los vas cumpliendo, cuando los sumas… ¡Guau! Te da un gran proyecto. Yo no salí de Oviedo pensando en dar la vuelta al mundo, solo pensé en llegar a León. Y en León pensé en llegar a Sevilla. Y en Sevilla a Marruecos, y en Marruecos a Mali, Nigeria, Camerún, Gabón, Congo, Angola… Y así, poco a poco. Poneros proyectos concretos, poneros objetivos realizables, medibles. Y si os equivocáis, reformulad el objetivo. Yo tenía en la bicicleta un cartel que ponía: «2004-2014». Cuando llegó el año 2014, estaba en Perú. Digo: «Uy, yo no llego a España». Así que hice así, lo taché y puse: «2017». Y ya está. No seáis esclavos de los objetivos, sed realistas. ¿Os habéis marcado un objetivo exigente? Cambiadlo. No pasa nada, no estáis fracasando por eso. Estáis fracasando si os mantenéis en un objetivo imposible de cumplir. A mí me gustaría ir a pedalear por la luna, pero no va a ser posible por el problema de la gravedad. Todo eso he aprendido viajando.

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