La vida es cruel, implacable; el amor no hace concesiones.
Como el león que asesina a la gacela sin piedad para perpetuar la vida.
Como el huracán furioso que arrasa una ciudad entera en un instante.
Como la estrella que estalla poderosa en el cosmos para dar lugar a nuevos planetas.
O el llanto desconsolado del recién nacido que se ahoga luchando por la vida.
Puro amor. Energía vital, creando, destruyendo.
Elige, si así lo deseas, solamente la parte que a tus ojos le parece bonita y amable y conviértete en un esclavo. Vivirás anhelando y rechazando.
Eso es lo que te venden. El anhelo del bienestar. El rechazo de la crudeza de la vida.
Así te mantienen con miedo, con ansiedad, sintiéndote carente e indefenso.
Si rechazas lo salvaje te vuelves dócil, manejable.
El hombre blanco ha exterminado y masacrado a todas las culturas indígenas porque le tiene miedo a lo salvaje.
Teme a lo salvaje y honra lo adoctrinado.
Y eso es lo que ha hecho contigo: adoctrinarte.
¿Y tú?
Tú te conformas.
Han ahogado en ti el grito de lo salvaje para que te vuelvas manso… inofensivo.
Vuélvete indómito, salvaje, poderoso.
Serás cariñoso y dulce cuando sea necesario y fuerte e implacable cuando la situación lo requiera.
Serás completo. Sin miedo. Libre.
Siente el rugido de la naturaleza en tu interior y acaba ahora, y de una vez por todas, con el sufrimiento y la esclavitud.
Sé como el amor por favor y deja de hacer concesiones.
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