sábado, 16 de septiembre de 2023

Ruth Bebermeyer

 «Jamás he visto a un hombre perezoso,

sé de uno a quien nunca vi correr,

y sé de otro que a veces dormía

entre la comida y la cena

y que se quedaba en casa cuando llovía,

pero no eran hombres perezosos.

Antes de llamarme “loca”

piensa un momento:

¿era un perezoso o

sólo hacía cosas que consideramos

“de perezoso”?

Jamás vi a un niño tonto;

vi a uno que a veces

hacía cosas que yo no entendía

o que no eran como yo lo había previsto;

vi a un niño que no había visto

los mismos sitios donde yo estuve,

pero no era un tonto.

Antes de llamar “tonto” a un niño,

párate a pensar: ¿era un niño tonto o simplemente

conocía cosas diferentes de las que tú conocías?

Aunque he mirado mucho,

nunca he visto a una cocinera;

he visto a una persona que mezclaba ingredientes

que después comimos;

una persona que encendía el fuego

y vigilaba la carne mientras se cocía.

Esas cosas sí las he visto, pero no a una cocinera.

Dime, ¿es a una cocinera a quien ves,

o a una persona que hace cosas que llamamos “cocinar”?

De aquel a quien algunos llaman “perezoso”

otros dicen que está cansado o que se toma las cosas con

calma.

De aquel a quien algunos llaman “tonto”

otros dicen que sabe cosas diferentes.

He llegado, pues, a la conclusión

de que, para evitarnos confusiones,

es mejor que no mezclemos lo que vemos con

lo que opinamos.

Porque tal vez tú lo hagas, quiero también decir;

sé que eso es tan sólo mi opinión.»


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