Lo siento, amor, pero no, no son flores,
rosas no son, ni crespos crisantemos,
son versos que imaginan que me amas,
versos sin más, tontos como las lágrimas.
Lo siento, amor, no son flores, tampoco
claros diamantes ni piedras de color
para entibiarse con tu dulce calor;
son versos que a tu paso voy sembrando.
Los voy robando a esa punzante pena,
pena por ti que siempre hacia la noche,
no importa dónde esté, festivo el rostro,
se hinca en mi ser y lo hace estremecerse…
Ah si pudieran, tan pronto como se hacen,
huir de mi cabeza hacia tu corazón…
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