Hus reprochaba a los representantes eclesiásticos su manera de comportarse y su baja moral. Se oponía a la supuesta omnipotencia de los sacerdotes que consistía en el derecho de otorgar la absolución de los pecados. Argumentaba que tal derecho sólo lo tenía Cristo. En su obra escrita más famosa 'De Eclessia' incluso advierte a los creyentes que la cabeza de la Iglesia es Jesucristo y que no hay que obedecer al Papa si sus órdenes contradicen la Biblia. Aparte de estas ideas bastante provocadoras, propuso privar a la Iglesia de sus bienes y repartirlos entre los que más ayuda necesitaban, o sea, utilizarlos para fines caritativos, auspiciados por el mismo monarca y la alta aristocracia. an Hus llegó a Constanza con el fin de defender sus ideas, de disputar con los sacerdotes e imponer su verdad, pero fue detenido y encarcelado. Los sacerdotes insistían en que renunciara a sus tesis, pero Hus lo rechazó. El tribunal de Constanza quemó varios de sus libros como símbolo de ‘archiherejía’ y Hus fue condenado a muerte.
El 6 de julio de 1415, Jan Hus fue quemado vivo y sus cenizas fueron arrojadas al río Rin para asegurar que no se conservara ni la mínima huella de su herejía en el Sacro Imperio Romano Germánico.
La Iglesia sostuvo que con la muerte de Hus la situación en el país se estabilizaría. Sucedió todo lo contrario, y la muerte de Jan Hus no hizo morir sus ideas. Su terrible y conmovedor fallecimiento impulsó el surgimiento del movimiento revolucionario de los husitas.
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