domingo, 6 de marzo de 2022

 Cuando desea aquello que no tiene, sufre por esa falta; es lo que Schopenhauer, como cualquiera de nosotros, llama el sufrimiento. Tiene hambre y no tiene nada que comer: sufrimiento. Tiene sed y no tiene nada que beber: sufrimiento. Busca trabajo y no lo encuentra: sufrimiento. Necesita dinero y no lo tiene: sufrimiento. Está enamorado y el otro no le quiere: sufrimiento. ¡Se entiende por qué Schopenhauer apeló tanto a Buda! Que toda vida es sufrimiento, y que la causa del sufrimiento es la falta («la sed», en los textos budistas), son las dos «verdades santas» del sermón de Benarés, y también constituyen el punto de partida del pesimismo schopenhaueriano. Sin embargo, la falta no lo es todo: no siempre se tiene hambre o sed, no siempre se está en paro o en la miseria, no siempre se está enamorado... ¿Qué ocurre cuando ya no existe la falta, cuando se tiene aquello que, desde entonces, ya no nos falta? Ya no hay sufrimiento, pues ya no hay falta. No es felicidad, pues ya no existe el deseo. Este estado no es ni el sufrimiento ni la felicidad, es lo que Schopenhauer llama simple y llanamente el tedio. ¿Qué es el tedio? Es la ausencia de felicidad allí donde se esperaba que ésta existiera. Tenía usted una cita con la felicidad. Pensaba: «Qué feliz seré cuando obtenga ese diploma, ejerza esa profesión, cuando tenga esa mujer o ese hombre, ese trabajo o esa casa». Pues ya está: ya tiene el diploma, la profesión, la mujer o el hombre, el trabajo y la casa; sin embargo, no consigue ser feliz. Tenía una cita con la felicidad. Usted ha llegado puntual. Pero la felicidad no ha venido: la felicidad le ha dejado plantado. ¿Está triste? No. Ya no sufre, porque tiene el diploma que deseaba, el trabajo, el hombre, la mujer, la casa que deseaba... No se siente desdichado. Tampoco se siente feliz. Se aburre. Decía antes que Schopenhauer resume lo esencial en una frase, que para mí es la más triste de toda la historia de la filosofía. Es ésta: «La vida oscila, pues, como un péndulo entre el sufrimiento y el tedio». Sufrimiento cuando deseo lo que no tengo, porque sufro por esa falta; tedio porque tengo lo que entonces ya no deseo. Sufrimiento del aspirante a agregado, tedio del agregado. Sufrimiento del parado, tedio del empleado. Sufrimiento del mal de amores, tedio de la pareja.

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