jueves, 31 de marzo de 2022
miércoles, 30 de marzo de 2022
"La persona que somos en cualquier momento determinado es el resultado de un cúmulo de experiencias, de acuerdo con el entorno, y de procesos biológicos dirigidos por nuestros genes. Esto quiere decir que somos el producto de una combinación particular de genes y experiencias. Esto es lo que nos dice la ciencia moderna. Sin embargo, aún persiste el viejo debate sobre el peso que tiene la crianza (el entorno, o los factores ambientales que influyen en nosotros pero que son externos) contra la importancia de los genes y los rasgos innatos (los factores internos o nuestra naturaleza humana que influye en nuestro comportamiento y desarrollo) en el resultado final de lo que somos y la vida que llevamos. Este debate es controversial porque potencialmente alberga la clave para descifrar las causas y el remedio para la desigualdad y las injusticias sociales. Por ejemplo, una posición extrema es que la crianza es lo único que importa porque todos somos una página en blanco cuando nacemos (el mito de la tabla rasa). En este caso, podemos concluir entonces que unos padres que hacen un buen trabajo porque tienen conversaciones sinceras frecuentes con sus hijos, les leen, son pacientes y cariñosos pero firmes a la vez, tendrán como resultado unos hijos bien portados, disciplinados, inteligentes y exitosos. Según esta creencia, podemos inferir también que unos hijos inquietos, antisociales, problemáticos, reprobados, son en efecto unos malcriados y los padres son los responsables. Pero ¿qué más podemos inferir de unos padres con un temperamento y personalidad que les facilita expresar sus sentimientos de manera articulada, ser pacientes y alcanzar niveles altos de educación, y que tienen unos hijos seguros de sí mismos, atentos, cariñosos, con un alto rendimiento académico? ¿tendrán algo que ver los genes que estos padres pasaron a sus hijos y no solo la forma en que los criaron? Según lo que sabemos hasta ahora sobre la herencia genética, sobre el temperamento y la personalidad, la respuesta es que por supuesto que sí tienen mucho que ver los genes. ¿Quiere decir esto entonces que, independientemente de la crianza, existe un tipo de padres que son genéticamente superiores y otro tipo que son naturalmente inferiores? Este es el tipo de preguntas que causa controversia porque los racistas las utilizan incorrectamente para intentar justificar su ideología eugenésica nefaria. Por esta razón este tema también causa pánico moral, de tal manera que cualquier científico que pretende investigarlo seriamente, es señalado como racista. El hecho de que algunos rasgos de la personalidad y la capacidad cognitiva, así como el color de la piel, sean heredables es simplemente un hecho biológico. Si la manera en que hemos estructurado la sociedad le confiere ventajas injustas a algún subgrupo de personas que comparten ciertos rasgos innatos, entonces hay que cambiar la manera en que estructuramos la sociedad, y de esa manera logramos una sociedad más justa basada en el avance del conocimiento sobre nosotros mismos. Pero no se puede lograr una sociedad más justa y avanzada ignorando aspectos importantes de nuestra fisiología humana ni mucho menos estigmatizando campos enteros de la ciencia y el conocimiento." (Estúpido Libre Albedrío, 2022)
martes, 29 de marzo de 2022
Hay una diferencia entre el conocimiento y la consciencia, entre la información y la consciencia. Hace poco les dije que no se puede hacer el mal con consciencia. Pero se puede hacer el mal con conocimiento o con información, cuando se sabe que algo es malo. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Yo traduciría esto como: "Ellos no están conscientes de lo que hacen". Pablo dice que él es el mayor de los pecadores porque persiguió a la iglesia de Cristo. Pero agrega que lo hizo inconscientemente. O si ellos hubieran tenido consciencia de que estaban crucificando al Señor de la Gloria, no lo habrían hecho. O: "El día llegará en que os perseguirán y creerán que están sirviendo a Dios". No tienen consciencia. están atrapados en la información y el conocimiento. Tomás de Aquino lo dice con acierto: "Cada vez que alguien peca, peca bajo la apariencia del bien". Están encegueciéndose a sí mismos; están viendo algo como bueno aunque sepan que es malo; están racionalizando porque buscan algo con el pretexto del bien.
Anthony de Mello
Por: Steven Pinker
La posibilidad de que la herencia genética juegue algún rol cuando se trata de explicar los pensamientos y el comportamiento de los humanos, tiene todavía el poder de conmocionar a mucha gente. Muchos piensan que el reconocer alguna naturaleza humana significa apoyar al racismo, sexismo, guerras, avaricia, genocidio, nihilismo, y la negligencia de los más desafortunados. Estas personas perciben cualquier idea de que la mente tiene alguna organización innata, no como algo que tal vez pueda estar equivocado, sino como un pensamiento inmoral. Este libro es sobre la carga emocional, moral, y política del concepto de la naturaleza humana en la vida moderna. Investigaré la historia que llevó a las personas a considerar esta idea como algo peligroso. En algunos casos una explicación exclusivamente ambiental es correcta: un ejemplo claro es el idioma que hablas, y las diferencias en los resultados académicos entre diferentes razas y grupos étnicos. En otros casos, tales como algunos desordenes neurológicos, una explicación de herencia genética extrema es correcta. En la mayoría de los casos la explicación correcta invoca una interacción compleja entre la herencia genética y el ambiente: la cultura es crucial, pero la cultura no puede existir sin las facultades mentales que permiten a los humanos el crear y aprender la cultura en un principio. El objetivo de este libro no es el argumentar que los genes son todo y la cultura es irrelevante ─nadie cree eso─ sino el explorar por qué la posición extrema de que la cultura lo es todo (y los genes irrelevantes), es considerada, muchas veces, como una posición moderada. Y la posición realmente moderada (una interacción compleja entre genes y ambiente) es vista como extrema.
El reconocer una naturaleza humana no implica las repercusiones políticas que muchos temen. No requiere que abandonemos el feminismo, o aceptar los niveles actuales de inequidad o violencia, o el tratar a la moral como una ficción. Las controversias sobre las políticas públicas siempre involucran concesiones entre los valores competentes, y la ciencia está equipada para identificar esas concesiones, pero no para resolverlas. Muchas de estas concesiones tienen su origen en rasgos de la naturaleza humana, y tengo la esperanza de que el clarificarlas informará mejor nuestras decisiones colectivas, cualesquiera que estas sean.
¿Por qué es importante el resolver todo esto? El rechazo a reconocer alguna naturaleza humana es comparable a la vergüenza en épocas anteriores al tratar los temas de sexualidad, solo que es aún peor: distorsiona nuestra ciencia, nuestras conversaciones públicas, y vidas diarias. El dogma de que la naturaleza humana no existe, aun frente a la evidencia de la ciencia y el sentido común, es una influencia corruptora. La doctrina de que la mente de un recién nacido es una página en blanco ha distorsionado el estudio de los seres humanos, y, por lo tanto, las decisiones públicas y privadas que deben ser guiadas por esos estudios. Por ejemplo, todos saben que para criar bien a los hijos los padres deben ser amorosos, firmes, y también conversar con ellos frecuentemente. Si los niños no resultan bien, entonces probablemente es culpa de la crianza dada por los padres. Pero esta conclusión depende de la creencia de que todos los niños son páginas en blanco cuando nacen. Los padres también dan a sus hijos sus genes, no solo el ambiente en el hogar. La correlación entre padres cariñosos, firmes y platicadores con hijos que crecen y son articulados para conversar, atentos, y bien portados puede decirnos algo sobre los genes que estos padres heredaron a sus hijos, no solo sobre la crianza. Sin embargo, en la mayoría de los estudios la única posibilidad que se analiza es la crianza y el ambiente creado en el hogar por los padres.
El tabú sobre la naturaleza humana no solo ha limitado la investigación, sino que también ha convertido a todas las discusiones sobre el tema en herejía que debe ser purgada. El análisis de ideas es comúnmente reemplazado por ataques personales y calumnias. Este envenenamiento de la atmósfera intelectual nos ha dejado mal equipados para analizar temas urgentes sobre la naturaleza humana aun cuando han aparecido descubrimientos científicos que los hace todavía más agudos. La negación de la naturaleza humana se ha esparcido más allá de la academia y nos ha llevado a una desconexión entre la vida intelectual y el sentido común. Tuve la idea de escribir este libro cuando escuche a los expertos y a los críticos sociales hablar sobre la maleabilidad de la mente humana: que los niños pequeños pelean entre ellos porque eso se les enseña; que los niños disfrutan de los dulces porque los padres los usan como recompensa por el buen comportamiento; que los adolescente compiten en su apariencia como resultado de la competencia académica; que los hombres piensan que el objetivo del sexo es el orgasmo porque eso se les ha enseñado. El problema no es solo que estas afirmaciones son absurdas, sino que los autores ni siquiera imaginaron que pudieran ser puestas en duda incluso por el sentido común. Esta es la mentalidad de un culto, creencias fantásticas que son ostentadas como prueba de nuestra piedad y misericordia. Esta mentalidad no puede coexistir con una estimación por la verdad, y es responsable por algunas tendencias en la vida intelectual reciente. Una de estas tendencias es el desprecio de algunos eruditos hacia conceptos de la verdad, la lógica y la evidencia. Otra, es una dualidad hipócrita entre lo que los intelectuales dicen en público y lo que creen en realidad. Una tercera tendencia, es la reacción inevitable: la cultura de lo políticamente incorrecto donde prosperan agentes de choque que se deleitan en el anti-intelectualismo y la intolerancia, animados por el conocimiento de que el establecimiento intelectual ha renunciado a su credibilidad pública.
Aunque muchos de mis argumentos son fríos y analíticos, no intentaré esconder mi convicción de que el reconocer la existencia de la naturaleza humana tendrá también una influencia positiva. Las nuevas ciencias que estudian a la naturaleza humana pueden enseñarnos el camino hacia un humanismo real e informado por la biología. Estas ciencias revelan la unidad psicológica de nuestra especie que yace por debajo de apariencias superficiales físicas y culturales; nos hacen apreciar la maravillosa complejidad de la mente humana; nos ayudan a identificar a las instituciones morales que mejoran las sociedades; nos ofrecen una referencia para identificar el sufrimiento y la opresión donde sea que sucedan, desenmascarando las racionalizaciones del poder; nos ayudan a ver a través de los diseños formulados por reformadores sociales autoproclamados que desean liberarnos de nuestros placeres; renuevan la apreciación por los logros de la democracia y la leyes para mantener el orden social. Y además mejoran las perspicacias de los artistas y filósofos que han reflexionado sobre la condición humana por milenios.
Nunca ha sido tan oportuna una discusión honesta sobre la naturaleza humana. A través del siglo veinte, muchos intelectuales intentaron reposar los principios de la decencia en afirmaciones factuales frágiles tales como el que los seres humanos son biológicamente indistintos, que no albergan motivos innobles, y que son absolutamente libres en su capacidad para tomar decisiones. Estas afirmaciones están ahora siendo cuestionadas por las ciencias de la mente, el cerebro, los genes y la evolución. Si no deseamos abandonar valores como la paz y la igualdad, o nuestra devoción a la ciencia y la verdad, entonces debemos alejar estos valores de ideas sobre nuestra psicología que son vulnerables a ser probadas falsas.
lunes, 28 de marzo de 2022
"A veces, acostada en mi cama, pienso que voy a morir, que los seres que me rodean van a morir, y me entran ganas de emprender mil cosas. Muchas veces, cuando escucho a personas hablar conmigo, pienso de repente que van a morir y eso me hace escucharlas de manera diferente. Las veo reducidas a lo que son, a lo que todos somos, y quiero librarles de su comedia, preguntarles por qué se agitan, por qué se toman en serio, por qué esos aires pretenciosos. Quiero decirles lo que es esencial para ellos; quiero que beban. Me encanta ese momento sutil y efímero en el que, después de unos tragos, la gente vacila, se suelta, en el que se deshacen de su ropa, de su teatro: todas las máscaras caen y finalmente, dicen cosas verdaderas. Puede que hablen de metafísica. Estamos constantemente provocados por una metafísica."
Cualquiera que esté en proceso de tomar una decisión crucial pensará siempre en el pasado. «No puedo dejar a mi novio, hemos pasado por tantas cosas juntos…», así que prefiero quedarme con él aunque a veces me saque de quicio. Pero esos afectuosos recuerdos no son lo único que nubla el panorama de la realidad actual. El hecho de que hayas invertido en algo es razón suficiente. Y tirar una inversión por la ventana no le resulta fácil a nadie. Tirar una inversión por la ventana no le resulta fácil a nadie ¿Dejar a la pareja con la que has estado durante 13 años supone que todos esos años han sido en vano? ¿O renunciar a tu empleo y cambiar de caballo a mitad de carrera? ¿Todo ese trabajo para llegar a subdirector fue inútil? ¿O vender la casa y mudarte? Nunca recuperarás lo que invertiste en las mejoras y la decoración. En tu fuero interno sabes la verdad. No quieres seguir con esa pareja, trabajar en ese empleo ni vivir en esa casa. Te conoces muy bien. Y a pesar de eso tienes miedo de dar el paso. Hay un común denominador que hace que sea difícil tomar todas estas decisiones: el miedo de sufrir pérdidas. «He invertido mucho. No puedo renunciar a todo sin más». Somos como esas empresas a las que les cuesta renunciar a partes de su negocio porque en el pasado fueron vacas lecheras, muy rentables, o porque metieron mucho dinero en ellas. Menuda tontería. Es como el inversor que posee acciones en una empresa de telefonía móvil y se queda mirando mientras otras compañías de smartphone ganan cuota de mercado y el valor de sus acciones cae en picado. Incluso cuando la acción vale una décima parte de lo que valía antes, el titular trata de salvar todo lo que puede. Aunque en la sección de economía del periódico se informe sobre la quiebra, nuestro hombre se aferra a su inversión y confía en un milagro. Piensa: «He invertido mucho dinero en esto, no pasa nada por esperar un poco más». Incluso hay algunos «expertos» que compran más acciones a la baja, cuando el valor de mercado toca fondo. Y cuando finalmente llegue el gran día y toda la espera y perseverancia se vea recompensada, entonces esa persona estará bien situada. Solo es tonto el inversor que espera en vano. Realmente nadie tolera a un inversor que espera a que las vacas vuelvan a casa. Nadie echa la soga tras el caldero. ¿O sí? Cuanto mayor sea la inversión, más difícil se hace afrontar la verdad y tirar de la anilla. La cuestión primordial es: ¿qué falló y cuánto se había invertido ya? La respuesta te deja paralizado de la impresión. Casi nadie es inmune a montar un caballo muerto. Y naturalmente no se trata solo de las consecuencias financieras, porque de hecho puedes sobreponerte a ellas. No es más que dinero. Lo peor no es haber despilfarrado el dinero, sino darte cuenta de que has desperdiciado la vida. De que no sabes cómo dejar un estilo de vida, un empleo o una pareja que no son los adecuados. De que prefieres no hacer nada a ponerte manos a la obra. Y de que no estás dispuesto a dar algo por perdido. ¡Evitar las pérdidas a cualquier precio es un error garrafal! La importancia de una decisión no tiene nada que ver con cuánto has invertido en una opción equivocada. En otras palabras: no importa lo diligente que fueras en el pasado, en cuanto eres consciente de que te has equivocado de inversión, es evidente que la única decisión acertada es parar. Y luego empezar a caminar en otra dirección.
Peter Brandl
Una maravillosa historia del antiguo vocero del gobierno Tip O’Neill revela lo que puede suceder cuando uno menosprecia a las personas. Contó que un día de elecciones, una vecina anciana se le acercó después de votar y le dijo: —Tip, voté hoy por ti aunque no me lo pediste. O’Neill se sorprendió. —Señora O’Brien—dijo—, la conozco de toda mi vida. Le saqué la basura, le corté la grama, recogí la nieve por usted. No creí que tuviera que pedírselo. —Tip—dijo ella en tono maternal—, siempre es agradable que se lo pidan a uno. O’Neill indicó que jamás olvidó ese consejo. Valorar a las personas es el primer paso en el proceso de conexión, y tiene beneficios adicionales. Cuando les expresa a las personas que no las menosprecia, terminan haciendo lo mismo por usted.
domingo, 27 de marzo de 2022
En una conferencia que en 2011 dio el físico Leonard Susskind en la ciudad californiana de Pasadena, explicaba qué significó para él ser el compañero y el amigo de un hombre brillante: el premio Nobel de física Richard Feynman. Cuando Susskind describe a su amigo, dice: «Era un filósofo, un percusionista, un showman , un maestro, un irreverente, un macho amante de las batallas intelectuales con un ego inmenso. Siempre me sentía a gusto con Feynman. Era divertido estar a su lado y siempre te hacía sentir inteligente. ¿Cómo lo lograba? No lo sé, pero con él me sentía más inteligente, como si juntos tuviéramos la capacidad de resolver cualquier tipo de problema. Le gustaba ganar en cualquier tipo de juego. Pero, si alguna vez perdía, se reía y se lo pasaba igual de bien que si hubiera ganado».
RUEFLE: Now that is an interesting question. And as you say, there is no one answer, no certainty. When I was very young, poetry was a safe haven for me in an otherwise unruly and often hostile world (I’m thinking of junior high and high school). I’ve met many people who say that poetry literally saved their lives. And I believe it, if by changing a life one can save it, which is very often true. On the other hand, if poetry incites you in such a way that you do something stupid, like jump off a bridge when you are a teenager, or run away from home and join a cult... well, in those cases it may not be so safe. But for those of us who love it deeply, it can be like a mother’s arms. The fact is, reading poetry, like listening to music, can raise your heartbeat or it can lower it, and at different times in our life we need different rhythms to live by. And all the different rhythms—they are out there.
https://www.washingtonsquarereview.com/an-interview-with-mary-ruefle
Si mueres para tu pasado, si quedas totalmente muerto para él, entonces solo puedes ser testigo. ¿Qué otra cosa podrías hacer? Ser testigo significa morir para tu pasado: tus recuerdos, tus pensamientos, todo. Entonces, en el momento presente, ¿qué puedes hacer? Solo puedes ser testigo. No es posible emitir ningún juicio... solo se puede juzgar con respecto a experiencias pasadas. No es posible ninguna evaluación: solo se puede evaluar con referencia a evaluaciones pasadas. No es posible pensar, solo se puede pensar si el pasado está ahí y lo traes al presente. Así pues, ¿qué puedes hacer? Puedes ser testigo. En la antigua literatura sánscrita, al maestro se le define como la muerte: acharya mrityuh. En el Katha Upanishad, Nachiketa es enviado a Yama, el dios de la muerte, para aprender de él. Y cuando- Yama, el dios de la muerte, le ofrece a Nachiketa multitud de tentaciones -«Toma esto, toma el reino, toma toda esta riqueza, todos estos caballos, todos estos elefantes, esto y lo otro», una larga lista de cosas-, Nachiketa dice: «He venido a aprender lo que es la muerte, porque si no sé qué es la muerte, no podré saber qué es la vida.» En la antigüedad se consideraba que un maestro era una persona capaz de convertirse en la muerte para el discípulo: una persona que te puede ayudar a morir para que puedas renacer. Nicodemo le preguntó a Jesús: «¿Cómo puedo alcanzar el Reino de Dios?» Jesús respondió: «Nada se puede alcanzar si no mueres antes. Nada se puede alcanzar si no renaces.» Y este renacer no es un suceso aislado, es un proceso continuo. Uno tiene que renacer en cada momento. No es que renazcas de una vez y ya está, asunto concluido. La vida es un nacimiento continuo, y la muerte también es continua. Hay que morir una vez porque no has vivido en absoluto. Si estás vivo, tienes que morir en cada momento. Morir en cada momento para el pasado, como quiera que haya sido, un paraíso o un infierno. Sea como sea, muere para todo ello, y renace nuevo y joven para el momento presente. Y ahora sé testigo... y solo puedes ser testigo si eres nuevo.
miércoles, 23 de marzo de 2022
"Las experiencias de la vida en un campo de concentración demuestran que el hombre tiene capacidad de elección. (…) Los que estuvimos allí recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas—la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias—para decidir su propio camino. Dostoyevski dijo en una ocasión: “Solo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos” y estas palabras retornaban una y otra vez a mi mente cuando conocí a aquellos mártires cuya conducta en el campo, cuyo sufrimiento y muerte, testimoniaban el hecho de que la libertad íntima nunca se pierde. (…) Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido."
En el 1791, Wesley le escribió una carta a William Wilberforce, un miembro del parlamento inglés que estaba en plena lucha por la abolición del mercado esclavista británico. La carta, que se hizo famosa, decía esto: Londres, 26 de febrero de 1791. Querido Señor: A menos que sea inspirado por el poder divino … No veo cómo pueda sobrellevar su gloriosa empresa, oponiéndose a esa execrable villanía, que es el escándalo de la religión, de Inglaterra, y de la naturaleza humana. A menos que Dios lo haya levantado para esto, lo agotará la oposición de hombres y demonios. Pero «si Dios está con usted, ¿quién podrá oponérsele?» ¿Acaso todos ellos son más fuertes que Dios? Oh, «¡no os agotéis de hacer el bien!» Continúe, en el nombre de Dios y en el poder de su fortaleza, hasta que incluso la esclavitud americana (la más vil que jamás se viera bajo el sol) desvanezca ante su poder … Que Quien lo ha guiado desde su juventud, continúe fortaleciéndolo en esto y todas las cosas, es la oración de, Su afectuoso siervo, J. Wesley Cuatro días después, Wesley murió, a los ochenta y ocho años, pero su influencia en la vida de Wilberforce siguió por muchos años. Wilberforce no tuvo éxito en convencer al parlamento para que aboliera la esclavitud en ese momento, pero no se rindió. Continuó por décadas a pesar de las difamaciones, el envilecimiento y las amenazas. Y cuando se sentía incapaz de persistir, acudía a la carta de ánimo de Wesley. Finalmente, en 1807, se abolió la trata de esclavos. Y en 1833, varios meses después de la muerte de Wilberforce, la esclavitud se hizo ilegal en todo el Imperio Británico. Pese a ser condenado por muchos durante su carrera, Wilberforce fue enterrado con honores en la Abadía de Westminster; fue uno de los hombres más estimados de su tiempo. Parte de su epitafio lee: Eminente como fue en cada departamento de labor pública, Y líder en cada obra de caridad, Ya fuera para aliviar las necesidades temporales o espirituales de su prójimo Su nombre siempre se identificará, Con aquellos esfuerzos Que, por la bendición de Dios, eliminaron de Inglaterra La culpa de la trata de esclavos africanos, Y preparó el camino para la abolición de la esclavitud en cada colonia del imperio. Quizás haya un William Wilberforce en su vida, simplemente en espera de que se sustente su grandeza. La única manera que podrá averiguarlo es convirtiéndose en un sustentador que piense en los demás y añada valor a las personas que conozca.
martes, 22 de marzo de 2022
La noción de enfermedad mental se emplea hoy en día sobre todo para confundir y «justificar hábilmente» los problemas existentes en las relaciones personales y sociales, tal como la noción de brujería fue utilizada con el mismo fin desde comienzos de la Edad Media hasta bastante después del Renacimiento.
No hay nada de malo en leer libros nuevos. Sin embargo, usted puede obtener una experiencia de aprendizaje de mejor calidad cuando regresa a grandes lecturas clásicas como La Odisea , cualquier libro de Shakespeare, La Riqueza de las Naciones , El Origen de las Especies , de Darwin, y la mitología Antigua Greco-Romana. Regresar le da una visión más directa de algunas de las mentes más geniales que hicieron obras originales de arte y ciencia. Cuando usted lee obras clásicas, también encuentra patrones interesantes. Empieza a notar que por todas partes de la sociedad moderna se hace referencia a una gran cantidad de obras clásicas. Sin embargo, si usted no es consciente de ello, es fácil que lo pase desapercibido o que se sienta perdido.
domingo, 20 de marzo de 2022
En 1841, un economista alemán, Friedrich List, criticó a Gran Bretaña por predicar el libre comercio a otros países, pese a que había conseguido su supremacía económica por medio de aranceles altos y subvenciones considerables. Acusó a los británicos de "retirar la escalera" por la que habían subido para alcanzar la posición más alta de la economía mundial: "es una argucia muy común que, cuando alguien ha alcanzado la cumbre de la grandeza, retira la escalera por la que ha subido para privar a los demás de los medios para trepar tras él. Hoy en día, hay ciertamente algunas personas en las naciones ricas que predican el libre mercado y el libre comercio a las naciones pobres con la finalidad de capturar porciones más grandes de los mercados de estas y evitar la aparición de posibles competidores. Dicen: "Haced lo que decimos, no lo que nosotros hicimos" y actúan como "malos samaritanos", aprovechándose de aquellos que están en apuros." Pero lo más preocupante es que muchos de los malos samaritanos de hoy ni siquiera se dan cuenta de que están perjudicando a los países en vías de desarrollo con sus políticas. La historia del capitalismo se ha reescrito hasta tal punto que mucha gente del mundo rico no percibe la doble moral histórica que supone recomendar libre comercio y libre mercado a naciones en vías de desarrollo.
viernes, 18 de marzo de 2022
Por ejemplo, ayer fui a una farmacia y se acercó un chico muy joven -no debe haber tenido más de 16 años- y andaba con un libro mío en la mano, Pena de vida, y para que tú veas que él conocía bien mi poesía, me dijo: «ha ocurrido algo como en su poema “Coindidencias”, porque mire, yo entro a esta farmacia, sin saber que usted está acá, con su libro en la mano (que lo acabo de sacar hace 10 minutos en Metro Tobalaba), entro aquí a la farmacia y lo encuentro a usted, el autor del libro, ¡qué coincidencia!», me dijo. Y luego me empezó a hablar de mis poemas, y yo lo encontré sorprendente porque un chico cualquiera que pasa por la calle, que entra a una farmacia y que lee poemas ¿no?
Entonces así hay gente que, efectivamente lee, y la poesía cumple esa función, que es llenar una necesidad espiritual que tienen ciertos seres humanos y que no puede ser llenada por la religión, por el amor, ni por otras cosas.»
Óscar Hahn
https://www.leamosmas.com/2012/09/04/oscar-hahn/
miércoles, 16 de marzo de 2022
"Cuando no puedo mirar tu cara
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