La moral tal como se ha enseñado en nuestra cultura es la primera causa de la corrupción. Por ende, la solución ante todo debe ser de orden ética , no jurídica como se suele creer. Si desamos acabar con este fenómeno, tenemos que atacarla desde la raíz. La finalidad de la vida moral no es vivir bien en sociedad. Eso es el primer acto de desvirtuación o de corrupción del sujeto . Pero como no querremos cuestionar este supuesto, se nos hace dificil pensar que la corrupción se puede erradicar.
En primera instancia, la vida virtuosa apunta al mejoramiento o perfeccionamiento de la persona. Y más se va mejorando en función de los valores humanistas, más vive plena. La calidad de la vida social es sólo una consecuencia de ello. Quien entiende eso se esfuerza cada vez más para llevar una vida virtuosa sin preguntarse si su acto será visto o no. No le hace falta ninguna autoridad para vigilarle. ¿ A quién no le gustaría vivir libre y feliz ? De ahí que lo primero que necesitamos hacer es repensar la ética dominante.
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