En uno de sus escritos más famosos, Freud compara al enamoramiento con la hipnosis y dice que el enamorado está ante el amado como el hipnotizado ante el hipnotizador. Es decir que, al igual que el hipnotizado, quien ama ha perdido su voluntad y acata la voluntad del otro; y ni siquiera es consciente de lo que desea porque el único deseo que le importa cumplir es el del hipnotizador.
En ese sentido se parece —dice Freud— el enamoramiento a la hipnosis; tanto uno como el otro dejan al sujeto en un estado de indefensión. Como dice un amigo poeta: «Siempre está en peligro el pasajero del amor».
No hay comentarios:
Publicar un comentario