Es muy duro sentirse rechazado. Es doloroso sentir que no te quieren.
Pero la verdad es que eres tú el que no te quieres a ti mismo.
Dejas tu amor en manos del otro. El amor que sientes o no sientes hacia ti mismo no tiene nada que ver con el otro. Está dentro de ti.
¿Dónde lo sientes? ¿En el pecho del otro? ¿O en el centro de tu pecho?
Eres tu el que siente. No permitas que nadie se haga dueño de lo más preciado que tienes: tu amor propio.
Quien realmente quiera estar contigo vendrá a ti. Llegará atraído por la energía que emanas. Llegará, de una manera u otra, dependiendo del amor que te tengas a ti mismo.
Así que no lo mendigues por favor.
Honra tu propia vida y se libre de quererte o no a través de los otros.
Regálate lo que verdaderamente te mereces: Amor puro, incondicional y libre de juicios y expectativas.
Tras la bonita ilusión de querernos los unos a los otros, se haya la contundente realidad del amor que ni se da, ni se recibe, sino que simplemente ES.
Porque si cada uno de los que estamos aquí, nos amaramos profundamente a nosotros mismos, te aseguro que no faltaría jamás ni una sola gota de amor en el mundo.
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