martes, 29 de junio de 2021

 El término inercia describe un estado en el que el individuo es incapaz de moverse, incapaz de actuar. En tal estado se mantendrá usted inmóvil o será arrastrado "en la misma dirección de antes" o según las directrices o las presiones de otros. En lo que respecta a la solución de problemas, la inercia suele seguir a un espasmo de pánico. En el aspecto emotivo va normalmente asociada con la depresión y /o el aburrimiento. Si la depresión es crónica y profunda, o el aburrimiento es "existencial" (es decir, no es aburrimiento o hastío por esta o aquella situación o actividad, sino respecto a la vida en general) puede llevar a la psicosis y /o al suicidio. Sóren Kierkegaard captó la herencia del hastío existencial en esto o lo otro: No me interesa nada. No me interesa cabalgar, pues el ejercicio es demasiado violento. No me interesa caminar; caminar es demasiado trabajoso. No me interesa tumbarme; pues debería permanecer tumbado, y no me interesa hacerlo, o debería levantarme de nuevo, y tampoco me interesa. Summa summarum: No me interesa nada en absoluto. La depresión y el hastío producen una falta de iniciativa generalizada, una conducta pasiva que empuja al individuo a quedarse en la cama o en casa sin hacer nada más que compadecerse de si mismo. No sólo padecen esta inercia los individuos, sino también muchas relaciones entre individuos. En él fondo, una pareja que ha tenido peleas escandalosas y serías a diario durante veinte años, seguirá integrada porque ambas partes tienen miedo de hacer algo, porque por lo menos hay "seguridad" (en la forma de predecibilidad) en saber que habrá una pelea a las tres y media esta tarde, y el mundo en su conjunto ha pasado a resultar tan lúgubre que los individuos no pueden imaginar ningún cambio que pudiera significar diferencia apreciable. No pueden imaginar siquiera la posibilidad de vivir a un nivel más alto. La inercia es mucho más peligrosa y dolorosa que el pánico para el individuo medio o "normal". Cuando carece usted de capacidad de acción, es candidato al género más deprimente de vida imaginable. E1 individuo, en esa situación, vegeta y se deteriora. Puede que la causa principal de tensión y angustia y desgaste del organismo humano no proceda de cambios de trabajo o de emplazamiento, o del divorcio, ni siquiera de la muerte, sino más bien de vivir día tras día en relaciones no resueltas, sin saber hacia dónde se va pero sintiendo una depresión crónica respecto a su vida. La inercia convierte su interior en un torbellino. Y vela con un telón gris el mundo externo. Si se halla usted en estado de inercia, cualquier paso, cualquier acción que emprenda le ayudará a aliviar ese torbellino. Volviendo a la rueda pinchada en un lugar desierto: después de haber gritado, de haberle dado patadas al coche, de haber maldecido el clavo y haber desahogado su cólera, quizá pierda usted más tiempo aún en un estado de inercia. Quizá se limite a sentarse en el suelo y a mascullar para si. Puede que se meta de nuevo en el coche y se dedique a cavilar un rato sobre su desdicha. Es evidente que si la inercia se prolonga demasiado, nunca llegará a arreglar el neumático... pero usted sabe también que lo de permanecer inerte no resultará eficaz, así que pasa al siguiente nivel de la salud mental en esta escalerilla de cinco peldaños.

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