El día del Juicio Final, Dios juzga a todos y a cada uno de los hombres.
Cuando llama a Manuel Cruz, le dice:
- Hombre de poca fe. No creíste en mí. Por eso no entrarás en el Paraíso.
- Oh Señor --contesta Cruz--, es verdad que mi fe no ha sido mucha. Nunca he creído en vos, pero siempre te he imaginado.
Tras escucharlo, Dios responde:
- Bien, hijo mío, entrarás en el cielo; mas no tendrás nunca la certeza de hallarte en él.
Jorge L. Borges/Adolfo Bioy Casares - "Cuentos Breves y Extraordinarios"
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