Un día, Rivera, en una de las múltiples asambleas que el sindicato realizaba lanzó la siguiente aventurada hipótesis: «Lo excepcional de la creación artística prehispánica se debe a que se realizaba bajo los influjos de la cannabis indica, la mariguana». El asunto fue discutido y logró la unanimidad, incluso la del retorcido Orozco, que en una nota se adhirió: «Por principio, toda proposición del farolón Rivera debería ser desechada, pero en este caso, como sucede con la adhesión a una religión que garantice la posibilidad del paraíso en el más allá, en caso de confesión premortum, yo me adhiero a la experiencia, por las dudas». Rivera consiguió a un introductor llamado enigmáticamente Chema. En la primera sesión, el personaje declaró: «Aquí, dentro de esta maleta, hay arte, hay ciencia, hay política; está todo lo que necesitamos no solamente para que ustedes hagan ese arte gigantesco que quieren construir, sino para la salvación de nuestra patria». La experiencia se desarrolló a lo largo de varios días hasta que Siqueiros y su ayudante Reyes Pérez, por pasarse de fumada, se cayeron de un andamio de siete metros y casi se electrocutan. Finalmente los miembros del sindicato llegaron a la conclusión de que ya eran de naturaleza mariguaneros y que el consumo de la droga no los hacía más inteligentes, sino más lentos, y decidieron abandonar la experiencia.
Taibo II
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