martes, 31 de diciembre de 2024

 


 "Yo voy a cerrar los ojos

y sólo quiero cinco cosas,

cinco raíces preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.

No puedo ser sin que las hojas

vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,

la lluvia que amé, la caricia

del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano

redondo como una sandía.

La quinta cosa son tus ojos,

Matilde mía, bienamada,

no quiero dormir sin tus ojos,

no quiero ser sin que me mires:

yo cambio la primavera

por que tú me sigas mirando".


Pablo Neruda

 Montesquieu — ¿Por qué no habláis de vos, Maquiavelo? Excesiva modestia, cuando se ha dejado tras de sí la inmensa fama de ser el autor del Tratado del Príncipe.

    Maquiavelo — Creo comprender la ironía que vuestras palabras ocultan. ¿Me juzgará acaso el gran publicista francés como lo hace el vulgo, que de mí solo conoce el nombre y un prejuicio ciego? Lo sé; ese libro me ha proporcionado una reputación fatal; me ha hecho responsable de todas las tiranías; ha traído sobra mí la maldición de los pueblos, encarno para ellos el despotismo que aborrecen; ha emponzoñado mis últimos días y, al parecer, la reprobación de la posteridad me ha seguido hasta aquí. Sin embargo, ¿qué hice? Durante quince años serví a mi patria, que era una república; conspiré para mantenerla independiente y la defendí sin tregua contra Luis XII, los españoles, Julio II y contra el mismo Borgia, quien sin ti la hubiese sofocado. La protegí de las sangrientas intrigas que, en todos los sentidos, se entretejían a su alrededor, combatiendo como diplomático como otro lo habría hecho con la espada. Trataba, negociaba, anudaba y rompía los hilos de acuerdo con los intereses de la República, aplastada entonces entre las grandes potencias y que la guerra hacía bambolear como un esquife. Y no era un gobierno opresor ni aristocrático el que manteníamos en Florencia; eran instituciones populares. ¿Fui acaso de aquellos que van cambiando al vaivén de la fortuna? Luego de la caída de Soderini, los Verdugos de los Médicis supieron hallarme. Educado en la libertad, sucumbí con él; viví proscripto, sin que la mirada de príncipe alguno dignara fijarse en mí. He muerto pobre y olvidado. He aquí mi vida y he aquí los crímenes que me han valido la ingratitud de mi patria y el odio de la posteridad. Quizá sea el cielo más justo conmigo.

Maurice Joly


 --




 

lunes, 30 de diciembre de 2024


Yo, no camino derecho,

siempre camino torcido.

El que camina derecho

conoce un solo camino.

Yo no soy lo que parezco , 

sino lo que mí alma sueña 

y si me caigo en los pozos , 

es por andar mirando  estrellas.

Soy el esclavo más libre!

Esclavo de lo que amo!

La libertad y la justicia 

saben bien de quiénes hablo.

No me importa tu dinero , 

prefiero mí independencia...

si por tener un sombrero 

hay que alquilar la cabeza.

Ni el oro de tu bolsillo, 

ni la seda de tu pañuelo, 

ni tu plata , ni tus latas 

son el camino del cielo...

Tienes demasiado peso 

para poder alzar vuelo .

Facundo Cabral



 

 "El amor es también eso:

lo que un día fue canción

ahora es silencio".

Elvira Sastre


 

 Hans Christian Andersen nació en Orsen, Dinamarca ,el 2 de julio de 1805.Hijo de una lavandera y un zapatero vivió en extrema pobreza,en unas mendigando y entras pasando la noche debajo de un puente ... pero con el sueño de no ser hijo de un zapatero,si no que era el hijo ilegítimo del príncipe Christian Frederick que sería coronado rey de Dinamarca.


Era un muchacho poco agraciado, desgarbado de enorme nariz y grandes pies ,con pocos amigos y constante buling fue rechazado como cantante de ópera y artista teatral siendo burla de sus compañeros ...lo cuál le dio la inspiración para su cuento "el patito feo"

El cuento  "el patito feo" era una metáfora sobre su vida  Un polluelo cisne 🦢 criado entré patos .No solo aplica ah hecho de que pudo explotar su inigualable talento también el hecho de que era el hijo de un Rey

Murió en Copenhague en 1875 siendo sus cuentos de hadas los que lo llevaron a la fama

Georg  Brandes le pregunto si tenía contemplado escribir una autobiografía ,le contesto que ya lo había hecho "el patito feo"

domingo, 29 de diciembre de 2024

 



 "He llegado a la conclusión aterradora de que yo soy el elemento decisivo en mi vida. Yo poseo el tremendo poder para hacer mi vida miserable o alegre. Para con otros y conmigo mismo, yo puedo ser una herramienta de tortura o un instrumento de inspiración. Es mi respuesta que decide si una crisis se escala o no. Son mis acciones que deciden si yo me ennoblezco o me degrado, y si humanizan o deshumanizan a los demás. Yo soy el poder en mi vida."

Johann Goethe





 

sábado, 28 de diciembre de 2024

 «El último intento de hacer filosofía para la gente fue el existencialismo francés, a partir de ahí esta se ha escondido en un lenguaje casi incomprensible, y ahora, quienes tienen algo que decir —con excepciones como Savater o Chomsky— no gozan de foros. Hemos hecho mal en creer que tenemos cierta verdad y que sólo la va a entender otro filósofo, nos hemos separado de la gente: el filósofo debería de estar en los programas de televisión de la mañana, en la radio, pero eso es una excepción. Esto hace un favor a quienes quieren manejar a la población. Muchos países intentan quitar la filosofía de los planes de estudio porque es incómoda, y lo es porque es útil. Los filósofos tenemos que reivindicar el sitio que nos toca en la sociedad» 

(David Pastor Vico)



 


 Montesquieu

 «Es sólo mi opinión, pero, en la vida, a excepción de esa época en la que se es realmente joven, deben establecerse prioridades. Hay que repartir ordenadamente el tiempo y las energías. Si, antes de llegar a cierta edad, no dejas bien instalado en tu interior un sistema como ése, la vida acaba volviéndose monótona y carente de eje. Yo quería dar prioridad al establecimiento de una vida tranquila, en la que pudiera dedicarme a escribir novelas, antes que a las relaciones sociales sociales concretas con la gente de mi entorno. [...] Si estabilizaba mi vida, preparaba un entorno en el que pudiera concentrarme en la escritura e iba produciendo obras de cierta calidad, sin duda muchos lectores lo agradecerían. ¿Acaso no era ésa mi obligación como novelista y mi principal prioridad? Sigo pensando así hoy en día». 


Haruki Murakami

viernes, 27 de diciembre de 2024

«Nada vuelve a ser lo mismo dos veces.
Ni el Amor, ni las Personas.
Ni la Vida ...
"Con el tiempo todo pasa.
He visto, con algo de paciencia, a lo inolvidable volverse olvido,
 y a lo imprescindible sobrar»

Gabriel García Márquez

 


Platón quería en un principio ser poeta pero hacia el año 407 conoció a Sócrates e inspirado por este maestro decidió dedicar su vida a la filosofía. Viajó mucho por Italia meridional y Sicilia, y se dice que tuvo diversas habría sido detenido en Aegina y sólo se lo liberó después de que se pagara un rescate. Al regresar a Atenas fundó, aproximadamente a un kilómetro de la ciudad, desde la puerta de Dipilón, su famosa Academia, llamada así en honor del héroe Academo, cuya tumba quedaba cerca. (Atenas contaba con cuatro escuelas destacadas: la Academia, el Liceo, la Estoa, hogar de los estoicos, y el Jardín de Epicuro). Aparte de defender y difundir las ideas de Sócrates, Platón es un claro ejemplo de todas las ventajas y debilidades de la aproximación al mundo desde el «pensamiento puro». Sus intereses abarcaban una fantástica variedad de ámbitos, y a diferencia de su maestro, escribió muchos libros. En el Fedón, defendió su teoría de la inmortalidad del alma (teoría que expusimos en el capítulo anterior); en el Timeo (un astrónomo) expuso su famosa concepción sobre los orígenes de la vida, que cuenta con el mito del continente imaginario de la Atlántida y de cómo los atenienses derrotaron el intento de invasión de una potencia marítima que adoraba al toro. Platón luego recae en su conocido intuicionismo místico cuando afirma que Timeo presenta a Dios como la causa eficaz e inteligente del mundo entero y su orden moral, que en ocasiones está gobernado de forma que nos resulta imposible de conocer. Luego encontraremos ecos del Timeo en el cristianismo.

Con gran ingenio, Platón consideró también la matematización de la naturaleza. El cosmos, sostuvo, era la creación de un artesano benevolente, un dios racional, el Demiurgo, la personificación de la razón. Para Platón fue él quien creó el orden a partir del caos, un orden que el filósofo (apropiándose de la idea de Empédocles sobre las cuatro raíces —tierra, agua, fuego y aire— y bajo la influencia de Pitágoras) consideraba reducible a triángulos. Los triángulos eran, decía, la entidad básica del mundo. Esta «atomización geométrica» explicaba tanto la estabilidad como el cambio. En la época de Platón ya se sabía que existen sólo cinco cuerpos geométricos regulares: el tetraedro, el octaedro, el icosaedro (formado por veinte triángulos equiláteros), el cubo y el dodecaedro (formado por doce pentágonos). Platón relacionó cada uno de éstos con las raíces: fuego = tetraedro; aire = octaedro; agua = icosaedro; tierra (la raíz más estable) = cubo. El dodecaedro, afirmó, se identificaba con el cosmos en su conjunto. Lo que es importante aquí no es la escurridiza manera en la que Platón liga las cinco formas con las cuatro raíces y luego añade el cosmos para cuadrar las cuentas, sino la propuesta de que cada uno de estos cuerpos (los «sólidos platónicos») podía descomponerse en triángulos y resucitar de distintas maneras para producir diferentes sustancias, una propuesta que desarrolla y afina la idea de que, pese a las apariencias, el universo está hecho de un material básico, responsable a la vez de la estabilidad y el cambio. Una noción que no es muy diferente de la que tenemos en nuestros días. No obstante, el núcleo de la doctrina platónica, y su aspecto más influyente (aunque también más místico), lo constituye su teoría de las «ideas». Esta palabra, que en realidad significa «formas», fue empleada por primera vez por Demócrito para referirse a los átomos, pero Platón le dio un giro completamente nuevo. Al parecer, Platón creía que estaba ampliando los postulados de Sócrates y los pitagóricos: Sócrates había argumentado que la virtud existía por sí misma, independientemente de la gente virtuosa; los pitagóricos, por su parte, habían revelado el orden abstracto del mundo, el diseño matemático del universo. A estas nociones, Platón añadió su propia contribución, cuyo primer y más destacado aspecto está relacionado con la idea de belleza. Este filósofo pensaba que era posible avanzar de la contemplación de un cuerpo bello y de otro y de otro, a la noción de que existía, en otro ámbito, la belleza ideal, la idea en su forma más pura. A través del estudio, el autoconocimiento, la intuición y el amor, el iniciado podía acceder a la esencia pura de la Belleza (y de otras formas, como la Bondad y la Verdad). Para Platón, el mundo de lo existente estaba dividido en cuatro niveles: el de las sombras, el de los objetos perceptibles, el de los objetos matemáticos y el de las ideas. De la misma forma, creía que había cuatro estadios del conocimiento: la ilusión, la creencia, el conocimiento matemático y la dialéctica (por la que entendía el examen, la discusión, el estudio, la crítica), que llegado el momento permitía acceder a «el supremo mundo de las ideas». Esta ambiciosa teoría abarcaba incluso la política, y Platón intentó imaginar cómo sería la ciudad ideal. En la República, Platón rechazó las que consideraba cuatro formas «impuras» de gobierno (la timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía) y en su lugar imaginó un sistema cuya meta específica era la de formar los gobernantes ideales. Para empezar, los hombres debían ser libres de desarrollarse por sí mismos como Sócrates había indicado, y por tanto las mujeres y los niños serían comunes. Ello liberaría a los hombres para que siguieran un estricto sistema de educación: gimnasia (desde los diecisiete hasta los veinte años); teoría de los números (de los veinte a los treinta años); y por último, teoría de las ideas (de los treinta a los treinta y cinco años). Aquellos que se graduaran en este sistema estarían en condiciones de ocupar cargos públicos entre los treinta y cinco y los cincuenta años, edad a la cual se retirarían para dedicarse a sus estudios.[585] En Las leyes, Platón desarrolló sus teorías aún más. También aquí, imaginó una especie de comunismo primitivo de las posesiones, las mujeres y los hijos. Sin embargo, en esta obra su principal objetivo era establecer cómo proteger al individuo de «las tumultuosas atracciones de sus instintos» y, por tanto, proliferan en ella las regulaciones. La educación, fuertemente inclinada hacia las matemáticas, era prerrogativa del estado. La libertad prácticamente desaparecía: mujeres inspectores podían entrar en los hogares de los jóvenes a voluntad. La pederastia quedaba proscrita (lo que constituía una gran innovación), al igual que los viajes al extranjero de todos los menores de cincuenta años. Al mismo tiempo, la religión era obligatoria, los descreídos serían encerrados en una «casa correccional» durante cinco años hasta que entraran en razón. A quienes se juzgara incorregibles se los condenaría a muerte. Para el lector moderno, el intuicionismo místico de Platón es tan exasperante como impresionante es la coherencia y amplitud de sus intereses. Sus escritos abarcan todos los ámbitos, desde la psicología y la escatología hasta la ética y la política. Su importancia reside especialmente en la influencia que ejercieron, en particular en Filón y los Padres de la Iglesia, que en Alejandría, en el siglo I d. C., intentaron conciliar el Antiguo Testamento y Platón en una nueva sabiduría que, pensaban, el cristianismo habría «completado». La intuición de Platón, sobre los mundos ocultos, la inmortalidad del alma, y su idea de que el alma es una sustancia separada, serían desarrolladas por los neoplatónicos cristianos siglos después. No obstante, esa misma intuición irritaría a filósofos posteriores, como Karl Popper, que consideran que su perspectiva inherentemente anticientífica hizo tanto mal como bien. 

Peter Watson 

jueves, 26 de diciembre de 2024




 

 La carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin

Mi querida Anaïs:

¿Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en las sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte. Nunca me amaste o me amaste demasiado o me admiraste como la niña que toma una lente y se pone a ver cómo marchan las hormigas y cómo, en un esfuerzo incasable y lleno de fatiga, cargan enormes migajas de pan. Qué son aquellas noches lluviosas en medio de la cama de un hotel. Qué el recuerdo de nuestros pasos por la calle, en el teatro o en la sala de conciertos. Qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de June y de mis amantes.


Anaïs, no creo que nadie haya sido tan feliz como lo fuimos nosotros. No creo que exista en la historia del hombre y de la mujer un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos delineados en negro; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. El recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. El recuerdo de tu diario rojo que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. Te deseo. Te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos y la gran dama con el fuego en la mano derecha.


 Mi querida Anaïs, mi pequeña, mi linda, niña preocupada inquieta de sal nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando June se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. Adiós, Anaïs, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. Adiós.


Henry


 

 "Si se te ocurre despertar en la mañana con pereza e indolencia, recuerda este pensamiento: me levanto para reanudar mi trabajo de hombre"

Marco Aurélio


 

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

𝗔𝗹𝗳𝗼𝗻𝘀𝗶𝗻𝗮 𝗦𝘁𝗼𝗿𝗻𝗶

miércoles, 25 de diciembre de 2024


 Edmund Burke

 "Tener menos es tenerse más.

Diógenes, cada vez que pasaba por el mercado se reía porque decía que le causaba mucha gracia, y a la vez le hacía muy feliz, ver cuántas cosas había en el mercado que él no necesitaba.

Es decir, que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.
Es decir, mano ocupada, mano perdida.
Es decir, el conquistador, por cuidar su conquista, se transforma en esclavo de lo que conquistó. Es decir, que jodiendo se jodió"...Si Señor!!!

#FacundoCabral


 

             Así en vano se afana el hombre siempre

y de continuo se atormenta en vano,

y en cuidados superfluos gasta el tiempo,

porque no pone límite al deseo,

y porque no conoce hasta qué punto

el placer verdadero va creciendo:

y esto es lo que ha lanzado poco a poco

entre borrascas a la humana vida,

y ha movido unas guerras tan crueles

para arruinar la sociedad entera.

LUCRECIO

martes, 24 de diciembre de 2024

 



 Sin embargo, después de que las grandes ideologías políticas hubieran mostrado su ineptitud para mejorar el mundo y, con su caída, socavado la creencia en el progreso –mito fundador de la modernidad–, la cuestión de la felicidad individual reaparece con fuerza. Primeramente, en los años sesenta en Estados Unidos, en el seno del movimiento de la contracultura. A través de una síntesis de las espiritualidades orientales y de la psicología moderna, se multiplican las primeras experiencias de lo que más tarde se denominará «desarrollo personal», que intenta elevar el potencial creativo del individuo para que sea lo más feliz posible. Lo mejor –la «psicología positiva», sobre todo– se codea con lo peor: el popurrí new age sobre una felicidad de tres al cuarto. Veinte años después, en Europa y especialmente en Francia, surge un nuevo interés por la filosofía, entendida como sabiduría: Pierre Hadot, Marcel Conche, Robert Misrahi o también André Comte-Sponville, Michel Onfray y Luc Ferry, que contribuyeron en gran medida a popularizar de nuevo este principio: «Si la filosofía no nos ayuda a ser felices, o a ser menos infelices, ¿de qué nos sirve?»,12 exclama André ComteSponville. Por ello, las sabidurías orientales avivan cada vez más la curiosidad de los occidentales, en particular, el budismo, para el que la cuestión de la felicidad es primordial. La convergencia de esos tres movimientos –desarrollo personal, sabiduría filosófica e interés por las espiritualidades asiáticas– alimenta, pues, las nuevas búsquedas individuales de la felicidad y de la autorrealización en un Occidente desorientado y sin puntos de referencia colectivos. No obstante, la mayoría de las elites intelectuales siguen siendo escépticas. No sólo por los motivos que acabo de evocar (pesimismo y estética de lo trágico) que no suscribo, sino también por los que comparto: dificultad para definir una noción que se nos escapa sin cesar, o irritación ante la mercantilización de la felicidad, la simplificación superficial o la alteración de su problemática por un sinfín de libros de una inusitada indigencia. Queda bien burlarse del anhelo de felicidad e insistir en sentirse mal, en sufrir (especialmente, con la pasión amorosa), para disfrutar mejor los instantes de dicha que la vida nos brinda sin haberlos buscado. El ensayista Pascal Bruckner, autor de una estimulante crítica de la búsqueda moderna de la felicidad, lo resume acertadamente: «Me gusta demasiado la vida para limitarme sólo a ser feliz»

Frederic Lenoir

 


 "El agua no resiste. El agua fluye. Cuando sumerges tu mano en ella, todo lo que sientes es una caricia. El agua no es una pared sólida, no te detendrá. Pero el agua siempre va donde quiere ir, y al final nada puede oponerse. El agua es paciente. El agua que gotea desgasta una piedra. Recuerda eso, mi hijo. Recuerda que eres medio agua. Si no puedes atravesar un obstáculo, dale la vuelta. El agua lo hace". 


Margaret Atwood

lunes, 23 de diciembre de 2024


 Kierkegaard

 



 Os sería mil veces más fácil

pasar a un elefante por el ojo de una aguja,
pescar en tierra calcinada,
arar los mares,
hacer hablar a los cocodrilos.
Eso os sería mil veces más fácil
que extinguir con vuestra persecución
el pensamiento resplandeciente
del camino que hemos elegido.

Igual que si fuésemos esos imposibles,
aquí,
en Jaffa, Lydda, Ramallah, Galilea
permanecemos
haciendo rabiosas generaciones de niños,
una tras otra.

Aquí permanecemos
como un muro sobre vuestros pechos.
Como espinas de tuna,
como astillas de vidrio
en vuestras gargantas.
Imperturbables
como una tempestad de fuego
en vuestros ojos.

Bebed el mar,
que aquí permanecemos.
Vigilando la sombra
del olivo y la higuera.
Sembrando ideas
como se echa levadura en la masa.
Nuestros nervios son de hielo
y nuestros corazones de fuego.

Aquí permanecemos
como un muro sobre vuestro pecho,
lavando platos en vuestros restaurantes,
fregando el hollín de vuestras cocinas,
llenando las copas de los amos,
para quitar de sus fauces
un bocado para nuestros niños.

Aquí permanecemos
hambrientos, desnudos, desafiantes,
cantando nuestros poemas,
colmando de manifestantes
las calles furiosas
y de orgullo las cárceles.

Cuando tengamos sed
exprimiremos las piedras.
Comeremos tierra
cuando tengamos hambre.
Pero no nos vamos
ni escatimamos como avaros
nuestra sangre fragante.
Aquí tenemos un pasado,
un presente, un futuro.

Aquí permaneceremos.




 


 Para ti

tengo impresa una sonrisa en papel japón


Mírame

que haces crecer la yerba de los prados


Mujer

mapa de música          claro de río          fiesta de fruta


En tu ventana

cuelgan enredaderas de los volantes de los automóviles

y los expendedores disminuyen el precio de sus mercancías

déjame que bese tu voz

Tu voz

QUE CANTA EN TODAS LAS RAMAS DE LA MAÑANA

Oquendo de Amat

domingo, 22 de diciembre de 2024

 



¿Y para qué sirve la poesía? 

Para ser más feliz. Misteriosamente. La poesía imparte conocimiento y consuelo. Es nuestra última casa de misericordia.

¿Cómo es eso? 

Uno entra con un problema en un poema… y sale de él menos desgraciado. Entras con algún desorden y sales algo más ordenado. ¿Qué ha pasado ahí dentro? Misterio. ¡Nadie lo sabe, pero la poesía ha operado!

¿Existe algo que la poesía no consuele?

No. El buen poema, por bello que sea, será cruel. La intemperie es dura…, ¡pero más dura es sin poemas!

Está la muerte… 

La vida – la poesía-impone orden al desorden que es la muerte. Mientras mi hija Joana agonizaba, yo escribía.

¿Se puede escribir bien sin distancia?

La regla es que no…, pero la infringí. “Si escribo que lloro, no estoy llorando”, enseñó Voltaire. Pero toda regla tiene excepciones.

¿Cuándo supo usted que sería poeta? 

Hacia los 18 años tuve la convicción. ¡Puedes equivocarte… y perder la vida! Yo estuve a punto…, hasta que entendí: no escribir en mi lengua materna hacía imposible un buen poema mío. Pero ya tenía publicado un primer libro… que hoy odio.

¿Por qué? 

Creía que la poesía era una catedral. Hoy sé que la poesía es la áspera cripta.

¿Qué hace del poema un buen poema?

Buen poema es el que lees infinitas veces sin cansarte, saliendo siempre mejor de lo que entraste. ¿Por qué? ¡Ni puñetera idea! Sales, misteriosamente, más feliz. Yo ya nunca digo feliz sin añadir misteriosamente.

¿Antítesis de felicidad es sufrimiento?

¡No! El sufrimiento puede hacerte un agujero… y puedes seguir avanzando igual de feliz ¡o más!: por un agujero puedes ver cielo. El enemigo de la felicidad es el fango, atascar el pie en el fango de envidias y miedos.

Extracto de una entrevista con Joan Margarit, premio Nacional de Poesía 2008. Publicada en La Vanguardia

sábado, 21 de diciembre de 2024


 Wittgenstein

 "Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.

Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios hallen mis once letras.

Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto

desde la oscura tierra vendría por tu voz".


Roque Dalton |




 

  Maquiavelo — Os engañáis, Montesquieu, siguiendo el ejemplo de otros que me han juzgado como vos. Mi único crimen fue decir la verdad a los pueblos como a los reyes; no la verdad moral, sino la verdad política; no la verdad como debería ser, sino como es, como será siempre. No soy yo el fundador de la doctrina cuya paternidad me atribuyen; es el corazón del hombre. El maquiavelismo es anterior a Maquiavelo .

    Moisés, Sesostris, Salomón, Llisandro, Filipo y Alejandro de Macedonia; Agátocles, Rómulo, Julio César y el mismo Nerón; Carlomagno, Teodorico, César Borgia, he aquí los antecesores de mi doctrina. Paso por alto a muchos y de los mejores, sin mencionar por supuesto la larga lista de los que llegaron después que yo, y a quienes el Tratado del Príncipe nada enseñó que ya no supieran por el ejercicio del poder. ¿Quién en vuestro tiempo, me rindió un homenaje más clamoroso que Federico II? Pluma en la mano, me refutaba en interés de su popularidad, pero en política aplicaba rigurosamente mis doctrinas.

    ¿Por qué inexplicable extravió del espíritu humano se me reprocha lo escrito en esta obra? Tanto valdría censurar al sabio por buscar las causas físicas de la caída de los cuerpos que nos hieran al caer; al médico por descubrir las enfermedades, al químico por historiar los venenos, al moralista por pintar los vicios, al historiador por escribir la historia.

    Montesquieu — ¡No Maquiavelo! ¡Si Sócrates se encontrara aquí para desentrañar el sofisma oculto en vuestras palabras! Por poco que la naturaleza me haya dotado para la polémica, la réplica no me es difícil: comparáis con venenos las enfermedades los males engendrados por el espíritu de dominio, astucia y violencia; y vuestros escritos los instruyen acerca de los medios de contagiar esas enfermedades a los Estados, son esos venenos los que enseñáis a destilar. Cuando el sabio, el médico y el moralista estudian un mal, no es con el objeto de enseñar a propagarlo: es para curarlo. Vuestro libro empero, no hace eso; mas poco me importa, y no por ello me siento menos desarmado. Desde el momento en que no erigís el despotismo en principio y vos mismo lo conceptuáis un mal, me parece que vuestra condena va implícita el ello y al menos en este punto podemos estar de acuerdo.

Maurice Joly

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