La escritora Karen Blixen dijo: «Todas las penas pueden soportarse si se ponen dentro de una historia, o se cuenta una historia acerca de ellas». Pero ¿y si una persona no puede contar una historia acerca de sus penas? ¿Y si es su historia la que cuenta a la persona?
La experiencia me ha enseñado que nuestra infancia nos deja multitud de historias como esta: historias que nunca encuentran su voz, porque nadie nos ayudó a encontrar las palabras. Cuando no encontramos la manera de contar nuestra historia, esa historia nos cuenta a nosotros: soñamos con esas historias, desarrollamos síntomas, o nos descubrimos actuando de maneras que no podemos explicarnos
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