martes, 31 de octubre de 2023

Robert greene

 En un periodo de crisis es frecuente que se forme un subgrupo de quienes se sienten muy ansiosos y molestos por la descomposición del orden. Suelen ser personas que gozaban de privilegios en el pasado, y el caos y cambio por venir amenazan lo que ya daban por hecho. Desean aferrarse al pasado, retornar a una edad de oro que recuerdan vagamente e impedir toda revolución en ciernes. No obstante, están condenadas al fracaso, porque el ciclo no puede detenerse y el pasado no puede regresar como por arte de magia. Conforme el lapso de crisis se desvanece para fundirse con el periodo revolucionario, hay crecientes niveles de entusiasmo, ya que los jóvenes, deseosos de algo nuevo, sienten acercarse los cambios que ellos han preparado a su manera. Todo indica que en la actualidad pasamos por un periodo de crisis, y que una generación lo experimenta como su fase clave en la vida. Aunque no sabemos cuánto durará esta etapa, tales periodos nunca son muy prolongados, porque el espíritu humano no lo tolera. Se halla en gestación un sistema unificador de creencias, así como nuevos valores que no podemos ver todavía.



Jeffrey Sachs

 


 El consumo ostentoso es, por tanto, similar a una carrera armamentística entre dos rivales. La mayor parte de las inversiones acaba despilfarrada en armas (o cuernos o yates) inútiles. La carrera armamentística económica acaba siendo como si girásemos en un carrusel en una proverbial «carrera sin fin», en la que todo el mundo trabaja hasta llegar a la extenuación simplemente para seguir el ritmo de los demás. Aquí hay al menos una razón de por qué el buen Señor ordenó que todo el mundo descansara el domingo. Si tuviéramos que hacerlo por nosotros mismos, tendríamos que preocuparnos de que nuestro vecino - competidor también haya hecho lo mismo. Muy probablemente, ambos acabaríamos trabajando el fin de semana. Es una razón similar a la de por qué muchos gobiernos europeos (pero todavía no el de Estados Unidos) impiden este tipo de «autoexplotación» obligando a un mínimo de cuatro semanas de vacaciones pagadas al año para todos los trabajadores.

 Un tipo de «consumo social», relacionado, pero distinto, del anterior, se produce cuando los bienes de consumo específicos son necesarios para que un individuo forme parte de un grupo social deseado. Un ejemplo podría ser la compra de una Harley - Davidson para montar con una pandilla de moteros, un Smartphone para ser parte de una red social, o una casa en un barrio residencial de las afueras para tener vecinos ricos y colegios públicos locales de excelencia. El último tipo de consumo, sin embargo, no es simplemente por el sentimiento identitario o el estatus; tener vecinos ricos facilita otros objetivos importantes, como enviar a los niños a una buena escuela.

 En Estados Unidos, el tipo de consumo social más importante es, de lejos, el de la vivienda. La elección de una residencia puede que tenga poco que ver con la casa en sí misma, pero bastante con los vecinos y el vecindario que acompañan a la casa. Los barrios de Estados Unidos, como hemos apuntado, están muy divididos por renta, raza y etnia. Dado que las escuelas públicas del país, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, se financian en gran medida con los impuestos locales sobre la propiedad, vivir en un barrio acomodado es vital para formar parte de un buen sistema escolar. Las familias están dispuestas a hacer un gasto extraordinario en una determinada calidad de terreno y de la casa para comprarlas en un barrio caro y poder enviar a los niños a un buen colegio. El ciclo se auto - rrefuerza: los pudientes se mudan a un barrio, elevando los precios; esto induce a otras familias acomodadas a mudarse, y excluye a los pobres, que quedan abandonados a su propia suerte en barrios pobres, con pobres escuelas y pobres interconexiones con el mercado laboral.

 El resultado final de todo este consumo es una sociedad que corre frenéticamente para quedarse en el mismo sitio. El trabajo excesivo de cada miembro de la sociedad supone un lastre (una externalidad negativa) para los otros, que también deben correr como locos para seguir el ritmo. Los consumidores también corren porque los otros corren y finalmente todo el mundo se ve inmerso en una carrera que nadie quiere correr.


Jack London



 También llevé el collar de hierro de los siervos alrededor de mi cuello en parajes helados; amé a princesas de casas reales en la cálida y perfumada noche tropical, donde esclavos negros refrescaban el sofocante aire con abanicos de plumas de pavo real, mientras, desde la lejanía, más allá de las fuentes y de las palmeras, llegaban a mis oídos rugidos de leones y aullidos de chacales. Pasé más de una noche en algún desierto helado, acurrucado, calentando mis manos en las fogatas alimentadas con estiércol de camello; y me quedé tumbado bajo la escasa sombra de arbustos resecos de artemisas junto a charcos evaporados, implorando agua con la lengua seca, mientras a mi alrededor, desmembrados y esparcidos sobre la tierra alcalina, se hallaban los huesos de hombres y animales que habían muerto implorando un poco de agua.

    He sido lobo de mar y aventurero, erudito y asceta. Me he inclinado sobre páginas manuscritas de tomos inmensos y mohosos, en la quietud escolástica de monasterios colgados de los acantilados, mientras más abajo, en las laderas, los campesinos seguían trabajando entre las vides y los olivos hasta mucho después de la caída del sol, cuando traían de los pastos a las cabras balando y al resto del ganado; sí, he guiado a muchedumbres que gritaban desaforadas por el empedrado erosionado de antiguas y olvidadas ciudades; y, con voz solemne y grave como la muerte, he enunciado la ley, expresado la gravedad de la infracción y he condenado a muerte a hombres que, como Darrell Standing en la cárcel de Folsom, habían violado la ley.
    Arriba, en lo alto de los mástiles que se balanceaban sobre las cubiertas de los barcos, he contemplado los destellos del sol en el agua, donde el coral resplandecía desde las abismales profundidades de color turquesa, guiando a los barcos hacia la seguridad de albuferas cristalinas, donde las anclas calaban junto a playas de rocas de coral y a frondosas palmeras sacudidas por el oleaje; y he luchado en antiguos campos de batalla, ya olvidados, cuando el sol caía sobre la incesante matanza, que se prolongaba durante las horas de la noche, bajo la luz de las estrellas, mientras un viento frío soplaba desde las cumbres nevadas, incapaz de enjugar el sudor de la batalla; y también he sido el pequeño Darrell Standing, descalzo por la hierba húmeda de rocío en la granja de Minnesota, o con las manos llenas de sabañones, en las mañanas heladas en las que alimentaba al ganado en los establos rezumantes de vaho, sobrecogido y asustado ante el esplendor y el terror de Dios cuando me sentaba los domingos a escuchar el furibundo sermón de la Nueva Jerusalén y las agonías del fuego eterno.

lunes, 30 de octubre de 2023

Lin Yutang

 “La sabiduría de la vida consiste en la eliminación de lo no esencial. En reducir los problemas de la filosofía a unos pocos solamente: el goce del hogar, de la vida, de la naturaleza, de la cultura”. 


Gombrowicz


 “Revoluciones, guerras, cataclismos, ¿qué significa esa pequeña efervescencia en comparación con el fundamental horror de la existencia? ¿Decís que hasta ahora no ha habido nada semejante? Os olvidáis de que en el hospital más cercano ocurren crueldades nada menores. ¿Decís que perecen millones de seres? Os olvidáis de que millones de seres perecen sin cesar, sin un momento de descanso, desde que el mundo existe. Os aterroriza y sorprende ese horror porque vuestra imaginación se ha dormido y os olvidáis de que continuamente bordeamos el infierno», Witold Gombrowicz (Diario)

James Clear

 En 1965 un hombre de nacionalidad húngara llamado Laszlo Polgar escribió una serie de extrañas cartas a una mujer llamada Klara. Laszlo era un firme creyente en el trabajo duro. De hecho, era eso en lo único en que creía y rechazaba por completo la idea del talento innato. Proclamaba que con práctica dirigida y el desarrollo de buenos hábitos, un niño podía convertirse en un genio dentro de cualquier especialidad. Su lema era: «Un genio no nace, un genio se entrena y se educa». 1 Laszlo creía tan firmemente en esta idea que quería ponerla a prueba con sus propios hijos. Le escribía a Klara porque necesitaba una esposa dispuesta a aceptar el reto. Klara era maestra y, aunque no era tan categórica como Laszlo, también creía que con la instrucción apropiada, cualquiera podía desarrollar sus habilidades. Laszlo decidió que el ajedrez sería un campo apropiado para poner en práctica el experimento y trazó un plan para criar a sus hijos para que llegaran a ser prodigios del ajedrez. Los niños se educarían en su casa, una total rareza en la Hungría de aquella época. La casa estaría llena de libros de ajedrez y de imágenes de jugadores de ajedrez famosos. Los niños jugarían entre ellos de manera constante y competirían en los mejores torneos que pudieran encontrar. La familia seguiría un meticuloso sistema de archivo con la historia de los torneos jugados por cada uno de los competidores que los niños enfrentaran. Sus vidas estarían dedicadas al ajedrez. Laszlo le hizo la corte a Klara con éxito y en pocos años los Polgar se convirtieron en los padres de tres niñas: Susan, Sofia y Judit. Susan, la mayor, empezó a jugar ajedrez cuando tenía 4 años. Después de un período de seis meses, ya podía derrotar a jugadores adultos. Sofia, la hija de en medio, lo hizo aún mejor. A la edad de 14 años, era la campeona del mundo y, unos años después, se convirtió en gran maestra. Judit, la más joven, fue la mejor de todas. A la edad de 5 años, ya podía derrotar a su padre. A los 12, fue la jugadora más joven en entrar a la lista de los cien mejores jugadores del mundo. A la edad de 15 años y cuatro meses, se convirtió en la gran maestra más joven de todos los tiempos — más joven incluso que Bobby Fischer, el jugador que ostentaba el título antes que ella—. Por 27 años consecutivos, ella fue la jugadora de ajedrez número uno en todo el mundo. La niñez de las hermanas Polgar fue completamente atípica, por decir lo menos. Y, sin embargo, si les preguntas acerca de su infancia, ellas afirman que su estilo de vida era atractivo y placentero. En entrevistas, las hermanas se refieren a su infancia como entretenida en lugar de extenuante. Les encantaba jugar ajedrez y lo hacían todo el tiempo de manera incansable. Una vez, según cuentan, Laszlo encontró a Sofia jugando ajedrez en el baño en medio de la noche. Exhortándola a regresar a la cama, le dijo: «¡Sofia, deja esas piezas en paz!». A lo que ella contestó: «Papá, son ellas las que no me dejan a mí!». Las hermanas Polgar crecieron en una cultura que le daba prioridad al ajedrez sobre cualquier otra cosa —las alababa por ello y las recompensaba por ello—. En su mundo, la obsesión por el ajedrez era normal. Y como estamos a punto de ver, los hábitos que son normales dentro de tu cultura, son los más atractivos hábitos que podemos encontrar.

sábado, 28 de octubre de 2023

Rafael Pérez Gay


 


 

Vicente Garrido

En la etapa de la seducción, como en la de vulnerabilidad, hay que recurrir a nuestra intuición, y escucharla. Debemos interpretar lo que siente nuestro cuerpo. ¿Qué ocurre con esta persona que no me acabo de sentir cómodo/a? ¿Por qué presiento que hay algo falso en sus palabras? La intuición enciende la alarma para que extrememos nuestra percepción de la realidad, con la ayuda del conocimiento que vamos adquiriendo por nuestra experiencia, el que hemos denominado conocimiento tácito. Esta reflexión sobre lo que vemos puede llevarnos a realizar determinadas preguntas que pueden ser muy útiles en esta etapa. Por ejemplo, en el mundo de la empresa: ¿Es normal que alguien nuevo intente caer tan bien a todo el mundo? ¿Por qué siempre anda coincidiendo con ciertos jefes? ¿Por qué no quiere hablar exactamente de lo que hacía antes de venir aquí? ¿Por qué me presiona para «salir a tomar un copa juntos y hablar sin que nos vean»? ¿Por qué me cuenta cosas de determinadas personas que la discreción aconsejaría no decir? Realmente, ¿funcionan las cosas mejor desde que él está? Y en el ámbito de las relaciones amorosas: ¿Por qué me presiona para que salgamos? ¿Por qué no le gusta que salgamos con mis amigos? ¿Por qué los amigos que tiene no parece que le estimen de modo sincero? ¿Qué quiso decir realmente cuando se expresó en términos muy duros acerca de una relación anterior que tuve? En realidad, ¿qué es lo que realmente sé acerca de él? ¿Me gusta de verdad que siempre quiera saber donde estoy? ¿Qué significa que hable tan mal de sus novias anteriores? ¿Por qué siento que hay algo que no me gusta en él aunque me atraiga? En ambos casos es muy necesario que la víctima haga un esfuerzo por tener claros sus principios y valores esenciales. Como luego explicaré, la esencia de la lucha contra el psicópata se da en el escenario de la perseverancia, de la insistencia en no querer renunciar a lo que se es. Si aceptamos tener relaciones con un hombre que manifiesta actitudes que son contrarias a nuestros valores esenciales, ése es un claro indicador de que no tenemos que unirnos a él.

viernes, 27 de octubre de 2023

Milan Kundera




 “Lo que había entre ellos no era amor. Era inmortalidad.”


Paul Auster



 "Nos hacemos mayores pero no cambiamos, nos volvemos más refinados pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más".


Marguerite Duras

 


"Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza en las direcciones que creíamos haber explorado, avanza hacia su propio destino y el de su autor (…) Un libro abierto también es la noche".



jueves, 26 de octubre de 2023

Marco Aurelio


 

Gloria Fuertes




“A veces miento por no hacer daño, o por contar una verdad, porque hay muchas verdades que sólo se pueden contar mintiendo, porque son demasiado grandes. Por lo demás yo no miento nunca. La verdad es como mi teta izquierda: siempre la llevo puesta”.

Marco Aurelio

 


Epicuro dice: «En el curso de mi enfermedad no tenía conversaciones acerca de mis sufrimientos corporales, ni con mis visitantes, añade, tenía charlas de este tipo, sino que seguía ocupándome de los principios relativos a asuntos naturales, y, además de eso, de ver cómo la inteligencia, si bien participa de las conmociones que afectan a la carne, sigue imperturbable atendiendo a su propio bien; tampoco daba a los médicos, afirma, oportunidad de pavonearse de su aportación, sino que mi vida discurría feliz y noblemente.» En consecuencia, procede igual que aquél, en la enfermedad, si enfermas, y en cualquier otra circunstancia. Porque el no apartarse de la filosofía en cualquier circunstancia que sobrevenga, y el no chismorrear con el profano el estudioso de la naturaleza, es precepto común a toda escuela dedicarse únicamente a lo que ahora se está haciendo y al instrumento gracias al cual actúa.

miércoles, 25 de octubre de 2023

 Un gran número de investigaciones han demostrado que los pequeños triunfos tienen un poder enorme, una influencia desproporcionada para lo que son los logros de las propias victorias. «Los pequeños triunfos son la aplicación constante de las pequeñas ventajas .—escribió un catedrático de la Universidad de Cornell en 1984—. Cuando se ha logrado un pequeño triunfo, se ponen en marcha las fuerzas para lograr otro pequeño triunfo.» Los pequeños triunfos alimentan cambios transformadores elevando las pequeñas ventajas a patrones que convencen a las personas de que pueden lograr cosas aún mayores. Por ejemplo, cuando las organizaciones por los derechos de los gays empezaron a hacer campañas contra la homofobia a finales de la década de 1960, sus intentos iniciales no produjeron más que una serie de fracasos en cadena .Intentaron hacer fuerza para revocar las leyes contra los gays y sufrieron un rotundo fracaso en las legislaturas estatales. Hubo profesores que intentaron crear planes de estudios para asesorar a los adolescentes gays, y fueron despedidos por sugerir que se debía aceptar la homosexualidad. Parecía que las metas más importantes de la comunidad gay —terminar con la discriminación y el acoso político, convencer ala American Psychiatric Association [Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos] para que dejara de clasificar la homosexualidad como una enfermedad mental— estaban fuera de su alcance. Hasta que a principios de la década de 1970, la American Library Association’s Task Force on Gay Liberation [Equipo de la Liberación Gay de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas] decidió concentrarse en una meta modesta: convencer ala Biblioteca del Congreso que reclasificara los libros sobre el movimiento de liberación gay, que les cambiara la categoría HQ 71-471 (Relaciones Sexuales Anormales, Incluidos Crímenes Sexuales) por otra menos peyorativa. En 1972, tras recibir una carta solicitando la reclasificación, la Biblioteca del Congreso aceptó realizar el cambio y clasificar los libros en una categoría recién creada, HQ 76.5 («Homosexualidad, Lesbianismo — Movimiento de Liberación Gay, Movimiento Homófilo). Fue un pequeño detalle de un antiguo hábito institucional respecto ala forma de archivar los libros, pero el efecto fue impresionante. La noticia sobre la nueva normativa se difundió por todo el país. Las organizaciones a favor de los derechos de los gay, apoyándose en esa victoria iniciaron campañas de recolección de fondos. En unos pocos años, políticos que se declaraban gays abiertamente se presentaban como candidatos para puestos oficiales en California, Nueva York, Massachusetts y Oregón, muchos de ellos haciendo mención a la decisión e inspiración de la Biblioteca del Congreso. En 1973, la American Psychiatric Association, tras años de debates internos, reescribió la definición de homosexualidad y dejó de ser considerada una enfermedad mental, lo que allanó el terreno para el cambio de las leyes estatales que considerarían ilegal la discriminación de las personas debido a su orientación sexual.

Y todo ello empezó con una pequeña victoria. «Las pequeñas victorias no implican de un modo claro, lineal y secuenciado, que cada paso que se da se acerque demostrablemente a una meta determinada —escribió Karl Weick, un eminente psicólogo de empresa—. Lo más común es la circunstancia en la que los pequeños triunfos están diseminados... como experimentos en miniatura que ponen a prueba teorías implícitas sobre la resistencia y la oportunidad, que descubren tanto los recursos como las barreras que eran invisibles antes de que la situación saliera a la luz.»


 Marie Curie

Kurt Vonnegut

 


"Sé gentil. No dejes que el mundo te endurezca. No dejes que el dolor te haga odiar. No dejes que la amargura te robe la dulzura. Siéntete orgulloso de que, aunque el resto del mundo esté en desacuerdo, todavía crees que es un lugar hermoso.”



martes, 24 de octubre de 2023

José Saramago



 “Les voy a exponer una teoría que tengo sobre la lectura que no es muy popular, incluso podría decirse que no es políticamente correcta. Y es que la lectura no es obligatoria. 

Leer no es obligatorio. 

Puedo preguntarle a un chico, «Mira, ¿y tú por qué no lees?, ¿no te gusta leer?». Y él podrá decir, «No, no me gusta». Y yo le diré, «¿No te das cuenta de lo que te estás perdiendo?». Pero imaginemos que ese chico es un buceador y que me contesta, «¿Y usted no se da cuenta de lo que se está perdiendo por no bucear?». 

Y tiene razón. 

¿Quiere esto decir que no debamos leer? No, no quiero decir eso, lo que quiero decir es que no vale la pena que se inventen excusas, explicaciones, para algo que está muy claro desde que existe el libro. 

La lectura no es ninguna obligación, la lectura es una devoción, es una pasión, es un amor.”



David Angulo

 A través de la palabra tenemos acceso al propio espíritu y al espíritu de los demás, lo que conlleva un compromiso y una responsabilidad consigo mismo y con la sociedad. 

 Ser dueño de la palabra es ser dueño del mundo. Los poderes establecidos lo saben muy bien, por eso controlan de muchas formas el pensamiento y la palabra. La libertad está en el conocimiento y el conocimiento está en la palabra. Sin palabra no hay conocimiento y sin conocimiento no hay desarrollo, progreso ni libertad.  Cuando la palabra lleva la fuerza de la verdad, de la justicia y del amor, es invencible e inmortal. Confucio, Buda, Cristo, Gandhi, Martin Luther King y otros muchos, murieron por sus ideales de justicia y libertad, pero siguen vivos en el corazón de los hombres, convertidos en fuerza incontenible que avanza hacia la libertad.

Antonio Tabucchi


 Como un cometa en llamas, he atravesado noches infinitas, espacios interestelares de la imaginación, la voluptuosidad y el miedo. He sido un hombre, una mujer, una persona mayor, una niña, he sido la multitud en los grandes bulevares de las ciudades capitales de Occidente, he sido el sereno Buda del Este, cuya calma y La sabiduría que envidiamos. He conocido el honor y la deshonra, el entusiasmo y el agotamiento. … He sido el sol y la luna, y todo porque la vida no es suficiente.

lunes, 23 de octubre de 2023

Francisco Luis Bernárdez.



 Si para recobrar lo recobrado

Debí perder primero lo perdido,

Si para conseguir lo conseguido

Tuve que soportar lo soportado,


Si para estar ahora enamorado

Fue menester haber estado herido,

Tengo por bien sufrido lo sufrido,

Tengo por bien llorado lo llorado.


Porque después de todo he comprobado

Que no se goza bien de lo gozado

Sino después de haberlo padecido.


Porque después de todo he comprendido

Que lo que el árbol tiene de florido

Vive de lo que tiene sepultado.



Stephen Grosz

 La escritora Karen Blixen dijo: «Todas las penas pueden soportarse si se ponen dentro de una historia, o se cuenta una historia acerca de ellas». Pero ¿y si una persona no puede contar una historia acerca de sus penas? ¿Y si es su historia la que cuenta a la persona? 

La experiencia me ha enseñado que nuestra infancia nos deja multitud de historias como esta: historias que nunca encuentran su voz, porque nadie nos ayudó a encontrar las palabras. Cuando no encontramos la manera de contar nuestra historia, esa historia nos cuenta a nosotros: soñamos con esas historias, desarrollamos síntomas, o nos descubrimos actuando de maneras que no podemos explicarnos

Francis Scott Fitzgerald



 "La vida comienza otra vez con los aires fríos del otoño". 


sábado, 21 de octubre de 2023

Jorge Hu


 

Por favor,

por favor,

¡Por favor!,

¡Duele!

¡Duele tanto!,

¡No lo hagas!

Te quiero 

¡Te amo a llanto!

¡Crash!

Adiós,

fin.

Ana María Matute



 El mundo hay que fabricárselo uno mismo, 

hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida, porque acaba siendo verdad".



Walt Whitman


  I am larger, better than I thought; I did not know I held so much goodness. All seems beautiful to me. Whoever denies me, it shall not trouble me; Whoever accepts me, he or she shall be blessed, and shall bless me.

Soy más grande, mejor de lo que pensaba; No sabía que tenía tanta bondad. Todo me parece hermoso. El que me niegue, no me turbará; Quien me acepte, será bendecido y me bendecirá.

Carl Sagan


 

“Los hombres crecieron en los bosques, y entre nosotros y ellos existe una afinidad natural. ¡Qué hermoso es un árbol que se esfuerza por alcanzar el cielo!. Sus hojas recogen la luz solar para fotosintetizarla. Los árboles son máquinas grandes y bellas, accionadas por la luz solar, que extraen agua del suelo y dióxido de carbono del aire, convirtiéndolos en un alimento que permite su subsistencia y la nuestra. La planta utiliza los hidratos de carbono que fabrica como fuente de energía para poder vivir. Y nosotros los animales, que somos en definitiva parásitos de las plantas, robamos  sus hidratos de carbono, que nos permiten dedicarnos a nuestros asuntos. Al comer las plantas combinamos los hidratos de carbono con el oxígeno que respiramos y que se disuelve luego en la sangre, y de este modo obtenemos la energía gracias a la cual subsistimos. En el curso de la operación exhalamos dióxido de carbono que las pantas reciclan para fabricar más hidratos de carbono. ¡Qué magnífica cooperación! Plantas y animales inhalan respectivamente lo que unos y otros exhalan, una suerte de reanimación boca a boca a escala planetaria, un armonioso ciclo impulsado por una estrella de 150 millones de kilómetros de distancia”.

viernes, 20 de octubre de 2023

Tesla


 

Harper Lee


 

“Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que cantar su corazón para nosotros. Es por eso que es un pecado matar a un ruiseñor.”



Alfonsina Storni



 "Andas por esos mundos como yo; no me digas

que no existes, existes, nos hemos de encontrar;

no nos conoceremos, disfrazados y torpes

por los caminos echaremos a andar.


No nos conoceremos, distantes uno de otro

sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.

¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?

Diremos, el camino volviendo a desandar.


Quizá nos encontremos frente a frente algún día,

quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.

Y ahora me pregunto... cuando ocurra, si ocurre,

¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?"



jueves, 19 de octubre de 2023

Raymond Carver



 Supongamos que digo verano,

escribo la palabra «colibrí»,

y lo pongo en un sobre

y la llevo colina abajo

hasta el buzón. Cuando abras

mi carta recordarás

estos días y lo mucho,

lo mucho que te quiero.

Sergio Pitol

 


"Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas"

Lou Marinoff

 Karl Rabedar, un multimillonario austríaco que amasó su fortuna vendiendo mobiliario, vendió hace poco sus negocios y sus exclusivas residencias. Donó sus cinco millones de dólares de activo a instituciones benéficas del mundo en vías de desarrollo y luego se retiró a una modesta cabaña de madera en las montañas. ¿Por qué? Para ser feliz. «El dinero es contraproducente, impide la felicidad», dijo a los periodistas. «Simplemente escuché la voz de mi cuerpo y mi alma.» Está claro que Karl es un sabio taoísta, tal vez una reencarnación del propio Lao Tzu, que desapareció serenamente en la oscuridad después de jubilarse. Habiendo amasado una fortuna amueblando interiores de viviendas, Karl ahora está alcanzando la felicidad amueblando el interior de su ser. ¿Amueblándolo con qué? Con filantropía, simplicidad y serenidad, las virtudes esenciales del Tao. El sueño americano se fundamenta en la idea de pasar de la pobreza a la fortuna. Muchas personas, cuando no la mayoría, piensan que lo contrario —pasar de la fortuna a la pobreza— es un fracaso, no un éxito. ¡De ahí que muchas personas, cuando no la mayoría, no se sientan realizadas ni felices! ¿Por qué? Porque les preocupa el amueblamiento de su yo material en lugar del de su yo espiritual. Muhammad Yunus, un economista bangladeshí que cree en el amueblamiento del alma, fundó el Banco Grameen y creó su filosofía del microcrédito. Prestó pequeñas sumas de dinero a personas sin aval —peones de granja, mujeres que tejían canastas en casa— sabiendo que los minúsculos créditos supondrían una enorme diferencia en su vida, y creyendo que su integridad garantizaría el reembolso. Dio resultado. Yunus ha provisto de medios a miles de personas que de otro modo habrían sido marginalizadas, o incluso victimizadas, por las instituciones tradicionales de préstamo, permitiéndoles participar en el «Sueño Bangladeshí» de convertirse en ciudadanos productivos y de crear un futuro mejor para sus hijos. En 2006, él y el Banco Grameen obtuvieron merecidamente el Premio Nobel de la Paz. Deliberadamente o no, Yunus encarna una enseñanza fundamental de Lao Tzu: «El sabio no acapara. Cuanto más ayuda al prójimo, más se beneficia; cuanto más da a los demás, más obtiene. El Tao hace bien, pero nunca hace daño.» Y, si un banquero puede hacer esto —ayudar a los demás y aun así ganar dinero, haciendo sólo el bien y nunca dañando—, sin duda todos podemos hacerlo, cada cual a su manera.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Roque Dalton



Conozco perfectamente mi dolor:
viene conmigo disfrazado en la sangre
y se ha construido una risa especial
para que no pregunten por su sombra.

Mi dolor, ah, queridos,
mi dolor, ah, querida,
mi dolor, es capaz de inventaros un pájaro,
un cubo de madera
de esos donde los niños
le adivinan un alma musical al alfabeto,
un rincón entrañable
y tibio como la geografía del vino
o como la piel que me dejó las manos
sin pronunciar el himno de tu ancha desnudez de mar

Mi dolor tiene cara de rosa,
de primavera personal que ha venido cantando.
Tras ella esconde su violento cuchillo,
su desatado tigre que me rompió las venas desde antes de nacer
y que trazó los días
de lluvia y de ceniza que mantengo.

Amo profundamente mi dolor,
como a un hijo malo.



Christopher McDougall


 

Mo Yan

 


Permítanme contarles el último cuento que me contó mi abuelo hace muchos años: Hubo ocho albañiles que salieron de su pueblo natal para buscar trabajo. Para resguardarse de la tormenta que estaba a punto de caer, todos entraron en un templo en ruinas. Los truenos se sucedían, los relámpagos iluminaban el oscuro cielo, unos extraños sonidos penetraban por la puerta del templo y parecían los rugidos de un dragón. Todos estaban muertos de miedo, y sus rostros se habían vuelto pálidos. Uno de ellos comentó: “Es señal de castigo celestial. Entre nosotros debe haber alguien que ha hecho algo malvado. ¿Quién es ese maldito? Sal ahora mismo. Sal para recibir tu condena celestial y para no extender la mala suerte entre nosotros”. Obviamente, nadie quería salir fuera. Otro propuso: “Como nadie de nosotros quiere salir, arrojaremos nuestros sombreros de paja fuera y el que no vuelva significará que su dueño es la persona de la que estamos hablando. Entonces, le pediremos que se vaya”. Todos asintieron y lanzaron sus sombreros afuera. Solo un sombrero quedó en el exterior y los demás volvieron dentro. Los siete albañiles querían echar del templo a la persona cuyo sombrero había quedado fuera. El chico se negó a aceptar esa decisión. En ese momento, los siete jóvenes le cogieron y le expulsaron a la fuerza. Supongo que a estas alturas ya habrán adivinado el final del cuento: En el mismo instante en que le expulsaron el templo se hundió y los siete chicos murieron.

Soy un cuentacuentos.

Me han dado el Premio Nobel por mis cuentos.

Después de haber sido premiado han ocurrido muchas anécdotas maravillosas que serán parte de mis próximos cuentos y que me hacen creer en la existencia de la justicia y la verdad.

En el futuro seguiré contando cuentos.

martes, 17 de octubre de 2023

Herman Melville


 

Yalom

 


—¿Sabe lo que he estado pensando? ¿Recuerda lo que dije, hace algunas semanas, cuando usted llegó a la conclusión de que sus padres no estaban reteniendo el amor cruelmente, sino que, simplemente, no tenían amor para dar? —Lo recuerdo con mucha claridad. En ese momento usted me dijo que tenía que abandonar la esperanza de un pasado mejor. La frase me llamó la atención y me ha estado dando vueltas en la mente desde entonces. No me gustó, pero me ayudó mucho. —Abandonar la esperanza de un pasado mejor es una idea potente. La he pronunciado para ayudar a muchas personas y también me ha ayudado mucho a mí. Pero hoy, con esto —le devolví el cuento—, el pasado ha adquirido un giro creativo  inesperado. Usted no abandonó la esperanza de un pasado mejor; en lugar de eso, escribió un mejor pasado para usted misma. Ha hecho un recorrido impresionante.

Daniel Goleman



 Sorda y ciega, Helen Keller vivía aislada del mundo y el contacto humano hasta que apareció Anne Sullivan. La creatividad de Sullivan residía en su pasión y su negativa a darse por vencida. Estaba dispuesta a obstinarse en su determinación de llegar a Helen. Años más tarde, Helen Keller evocó ese primer momento en que la persistencia, el amor y la pasión dieron frutos: «M i maestra, Anne Mansfield Sullivan, trabajó conmigo casi un mes para enseñarme los nombres de una cantidad de objetos. Me los ponía en la mano, deletreaba los nombres con sus dedos y me ayudaba a formar las palabras. »Pero yo no tenía la menor idea de lo que ella estaba haciendo. No sé qué pensaba. Sólo tengo un recuerdo táctil de mis dedos haciendo esos movimientos y cambiando de una posición a otra. »Un día me dio una taza y deletreó la palabra. Después puso un líquido dentro de la taza y deletreó: A-G-U-A. »Dice que mi expresión fue de perplejidad. Yo confundía las dos palabras, y deletreaba “taza” por “agua” y “agua” por “taza”. »A l fin me enfadé, porque la señorita Sullivan seguía repitiendo las palabras una y otra vez. Desesperada, me llevó a donde estaba la bomba de agua cubierta de hiedra y me hizo sostener la taza bajo el grifo mientras ella bombeaba. »En la otra mano me deletreó A-G-U-A enfáticamente. Yo me quedé inmóvil, todo mi cuerpo y mi atención fijos en los movimientos de sus dedos. Mientras el agua fría me corría por la mano, experimenté de repente una extraña agitación en mi interior, una conciencia brumosa, una sensación de algo recordado. »Fue como si hubiera vuelto a la vida después de estar muerta.»

lunes, 16 de octubre de 2023

Jaime Sabines


 

Fernando Pessoa



 "Yo amo lo que fue. 

Todo lo que ya no es. 

El dolor que ya no me duele, 

la antigua y errónea fe 

el ayer que dolor dejó 

el que dejó alegría

sólo porque fue, y voló 

y hoy es ya otro día".



Ha Joon Chang

 El 30 de junio de 1997, Hong Kong fue devuelto oficialmente a China por su último gobernador británico, Christopher Patten. Muchos comentaristas británicos se inquietaron por el destino de la democracia de Hong Kong bajo el Partido Comunista Chino, si bien no se habían autorizado unas elecciones democráticas en la región hasta 1994, 152 años después del comienzo del dominio británico y solo tres años antes de la devolución prevista. Pero, para empezar, no parece que nadie recuerde cómo Hong Kong llegó a ser una posesión británica. Hong Kong se convirtió en colonia británica después del tratado de Nankín de 1842, la consecuencia de la Guerra del Opio. Fue un episodio particularmente vergonzante, incluso para los valores del imperialismo decimonónico. El creciente gusto británico al té había provocado un enorme déficit comercial con China. En un intento desesperado por tapar el agujero, Gran Bretaña empezó a exportar opio producido en la India a China. No se podía permitir que el mero detalle de que la venta de opio fuese ilegal en China obstaculizara la noble causa de cuadrar las cuentas. Cuando un funcionario chino aprehendió una carga ilegal de opio en 1841, el gobernador británico lo utilizó como pretexto para solventar el problema de una vez por todas declarando la guerra. China fue duramente derrotada en el conflicto y obligada a firmar el tratado de Nankín, por el que "arrendaba" Hong Kong a Gran Bretaña y renunciaba a su derecho a imponer sus propios aranceles. Ahí estaba: el autoproclamado líder del mundo "liberal" declarando la guerra a otra nación porque esta se interponía en su comercio ilegal de narcóticos. La verdad es que la libre circulación de artículos, personas y dinero que tuvo lugar bajo la hegemonía británica entre 1870 y 1913 -el primer episodio de globalización- fue posible, en gran parte, por el poder militar más que por fuerzas del mercado. Aparte de la propia Gran Bretaña, los practicantes del libre comercio durante ese período eran básicamente países más débiles que se habían visto obligados, más que por voluntad propia, a adoptarlo como consecuencia del dominio colonial o "tratados desiguales" (como el de Nankín) que, entre otras cosas, los privaban del derecho a establecer aranceles y les imponían tarifas fijas bajas (3-5%) determinadas desde el exterior. 

Pese a su papel clave en la promoción del "libre" comercio a finales del siglo XIX y principios del XX, el colonialismo y los tratados desiguales apenas reciben mención alguna en la multitud de libros proglobalización. Aun cuando se tratan explícitamente, su papel se considera positivo en conjunto. Por ejemplo, en su aclamado libro El imperio británico: cómo Gran Bretaña forjó el orden mundial, el historiador británico Niall Ferguson apunta honestamente muchas de las fechorías del imperio británico, entre ellas la guerra del Opio, pero sostiene que el imperio fue globalmente una buena cosa: podría decirse que fue la manera más barata posible de garantizar el libre comercio, que beneficia a todo el mundo. No obstante, a los países sometidos al dominio colonial y a tratados desiguales les fue muy mal. Entre 1870 y 1913, la renta per cápita en Asia (excluyendo Japón) creció 0,4% anual, mientras que la de Africa lo hizo 0,6% anual. 

sábado, 14 de octubre de 2023

Soren Kierkegaard


 

Hermann Hesse

 


Ni siquiera ha crecido la hierba. No se puede ser vagabundo y artista; y al mismo tiempo un burgués sano y cuerdo. Si quieres embriaguez, ¡acepta también la resaca! Si quieres sol y bellas fantasías, ¡acepta también la suciedad y el hastío! 


Todo está dentro de ti, el oro y el barro, el deleite y la pena, la risa infantil y la angustia moral. ¡Acéptalo todo, no te aflijas por nada, no intentes rehuir nada! No eres un burgués, tampoco eres un griego, no eres armónico y dueño de ti mismo, eres un pájaro en plena tormenta. ¡Déjala rugir! ¡Déjate llevar! ¡Cuánto has mentido! ¡Cuántas miles de veces, incluso en tus libros y poesías, has fingido ser el armonioso y sabio, el feliz, el iluminado! ¡Lo mismo han fingido ser los héroes al atacar en la guerra, mientras las entrañas temblaban! ¡Dios mío, qué simiesco y fanfarrón es el hombre, sobre todo el artista, sobre todo el poeta, sobre todo yo!"



elfriede jelinek

  


Cuando miramos, cuanto más tiempo miramos, más nos alejamos del objeto. Cuando hablamos, lo asimos, pero no podemos retenerlo. Se desprende y quiere atrapar su propia designación, todas esas palabras que he hecho y que he perdido. Suficientes palabras cambiadas, el cambio es horriblemente malo, no es más que malo. Digo algo y es olvidado desde el principio. Ha sido aspirado, quería estar lejos de mi. Lo indecible es dicho todos los días, pero lo que yo digo, eso no debe ser dicho. Es injusto por parte de lo Dicho. Es muy injusto. Lo Dicho no quiere siquiera pertenecerme. Quiere ser hecho para que se pueda decir: dicho y hecho. Estaría contenta si negara pertenecerme, mi lengua, pero aún así debería pertenecerme. ¿Cómo puedo esperarla para que se ligue al menos un poco a mí? A los otros no la ata nada, así pues me ofrezco a ella. ¡Vuelve! ¡Vuelva por favor! Pero no. Del otro lado, en el camino, oye secretos que yo no debo saber y se los cuenta a otros, esos secretos que no quieren oír. Me gustaría, tendría derecho, me parece, si se quiere, pero ella no se para a hablarme, eso tampoco lo hace. Está en el vacío que se distingue precisamente por eso y difiere de mí porque hay muchos allí. El vacío es el camino. Estoy incluso al margen del vacío. He dejado el camino. Nunca he hecho otra cosa más que repetir. Se dicen muchas cosas de mí, pero casi todo es falso. Sólo he repetido, y afirmo que esa es mi habla. Como he dicho – ¡he dicho demasiado! No se han dicho tantas cosas desde hace tiempo. Ni siquiera llegamos a escuchar aunque haga falta escuchar para poder algo. A este respecto, que es en realidad el hecho de apartar los ojos de mí misma, no se puede decir nada de mí, porque no hay nada, no sale nada. Siempre miro la vida pasar, mi lengua me vuelve la espalda para poder tender su vientre a los otros que la miman descaradamente, a mí me vuelve la espalda, si es que vuelve algo. Demasiado a menudo no me hace ningún signo y tampoco dice nada. A veces no la veo en absoluto, allí, del otro lado, y ahora, ni siquiera puedo decir “como decía”, lo he dicho mucho, pero ahora no puedo decirlo, me faltan las palabras. A veces veo sus espaldas o las plantas de sus pies con los que no pueden andar correctamente, las palabras, pero más deprisa que yo, desde hace tiempo, y siempre más. ¿Qué hago aquí? ¿Es para esto que se ha tendido a una cierta distancia de mí, la querida lengua? Así será más rápida que yo, saltará y saldrá corriendo cuando venga de mi Margen para buscarla. No se por qué debería buscarla. ¿Para que ella no me busque a mí? ¿Puede ser que lo sepa, ella que me huye? ¿Quién no me sigue? Quien sigue ahora la palabra de los otros y que no se puede confundir conmigo. Son de otra manera porque son los otros. Sin otra razón que ser los otros. Eso le basta a mi palabra. Lo principal, no lo hago: hablar. Los otros, siempre los otros, para que yo no sea aquella a quien pertenece, la dulce lengua. Me gustaría también acariciarla, como los otros, allí, si solamente pudiera atraparla. Pero está allí, lejos, para que no pueda atraparla.

¿Cuándo se marchará dulcemente? ¿Cuándo se marchará un poco para que el silencio sea? Cuanto más lejos se va la lengua allá, del otro lado, más fuerte se la oye. Está en todas las bocas, sólo en mi boca no está. Estoy loca. No soy inconsciente, pero estoy loca. Estoy agotada de verificar mi lengua como un faro en el mar que debe aclarar y no está a la luz, que al girar revela siempre otra cosa de la oscuridad que está ahí, se ilumine o no, es un faro que no ayuda a nadie aunque deseemos tanto no morir en el agua. Cuanto más intento encenderlo, más se obstina ella, la lengua, en no encenderse. Ahora apago mecánicamente esta llama de habla , le doy a la llama de ahorro pero cuanto más intento ponerle un apagador al final de ese palo largo con el que se apagaban las velas de la iglesia en mi infancia, más intento apagar esta llama, más aire parece tener. Más fuerte grita, revolcándose entre miles de manos que le hacen el bien, que desgraciadamente yo no lo he hecho nunca, yo misma no se lo que me haría bien, entonces ahora grita para permanecer lejos de mi. Grita a los otros para que griten como ella, para que sea más fuerte. Grita que no debo acercarme a ella. Nadie debe pues acercarse al otro. Y lo que se dice no debe tampoco acercarse demasiado de lo que se quiere decir. No debemos estar demasiado ligados a nuestra propia lengua, es una Afrenta, es capaz tan fácilmente de repetir algo por ella misma, muy fuerte para que no oigamos lo que dice, le habrá sido dicho antes. Incluso me hace promesas, para que permanezca lejos de ella. Me promete todo si no me acerco a ella. Millones pueden acercársele, ¡No yo! ¡Pero es mía! ¿Qué les parece? No puedo decirles lo que me parece a mí. Esta lengua ha olvidado sus inicios, de otra forma no puedo explicármelo. Debutó modestamente conmigo. ¡Y cómo ha crecido! No la reconozco en absoluto. La conocía cuando era taaaaan pequeña. Cuando estaba tan calmada, cuando la lengua era aún mi niño. Ahora se ha hecho inmensa de golpe. Ya no es mi niño. El niño no ha crecido pero se ha hecho grande, no sabe que aún no es suficientemente grande, pero ya está despierto. Está tan despierto que se cubre a sí mismo con su grito, y también los otros que gritan más fuerte que la lengua. Entonces sube a alturas increíbles. Créanme, ¡no quieren oír nada parecido! No estoy orgullosa de este niño, créanme, ¡se lo ruego! Al principio quise que se quedara, tan silencioso como antes, cuando no hablaba. Ahora no quiero que lo barra todo como una tempestad, lleve a los otros a aullar aún más fuerte y levantar los brazos y arrojar objetos duros que mi lengua no puede alcanzar, porque ella nunca ha sido deportista, por mi culpa. No alcanza nada. Lanza, cierto, pero no puede alcanzar. Yo me quedo atrapada, si ella no está. Soy la prisionera de mi lengua que es mi guardiana de prisión. Cómico -¡No me vigila! ¿Tan segura está de mí? ¿Tan segura está de que no voy a huir?, ¿piensa que va a escapar? Pero llega alguien, ya muerto, y me habla aunque no lo pretendiera. Puede, ahora muchos muertos hablan con sus voces asfixiadas, ahora osan porque mi propia lengua ya no me vigila. Porque sabe que no es necesario. Aunque me huya no me pierde. Estoy a su disposición, pero la he perdido. Me quedo. Pero lo que queda no es el hecho de los poetas. Lo que queda está lejos. La grandeza se ha detenido. No ha llegado nada ni nadie. Y si, sin embargo, contra toda expectativa, algo que ni siquiera ha llegado, quisiera quedarse un momento, lo que sigue siendo lo más fugitivo, la lengua, desaparece. Ha respondido a una nueva oferta de empleo. Aquello que debe permanecer está siempre lejos. En cualquier caso no está aquí. Que es lo que nos queda».

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