Tú me mirarás llorando
—será el tiempo de las flores—,
tú me mirarás llorando,
y yo te diré: No llores.
Mi corazón, lentamente,
se irá durmiendo... Tu mano
acariciará la frente
sudorosa de tu hermano...
Tú me mirarás sufriendo,
yo sólo tendré tu pena;
tú me mirarás sufriendo,
tú, hermana, que eres tan buena.
Y tú me dirás: ¿Que tienes?
Y yo miraré hacia el suelo.
Y tú me dirás: ¿Que tienes?
Y yo miraré hacia el cielo.
Y yo me sonreiré
—y tú estarás asustada—,
y yo me sonreiré
para decirte: No es nada...
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