Arriba, ni una teja para cubrir la cabeza; abajo, ni un centímetro de tierra donde asentar el pie.
En realidad estas expresiones no deberían sernos tan raras si estuviéramos verdaderamente preparados para aceptar el sentido de aquello de que "los zorros tienen madrigueras, y los pájaros del aire tienen nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza".
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