La infidelidad es un juego neurótico y peligroso, un juego que de divertido no tiene nada, un juego donde todos pierden. Pareciera que es un tema de moda, y no es así, existe desde que el humano empezó a vivir en pareja (históricamente, no siempre fue así).
En el inicio de una relación de amantes está el “enamoramiento”, la “pasión”, la “comprensión”, la “compañía”, etc. y mientras no se hace pública y es a escondidas la adrenalina fluye.
Esto es lo que a veces la hace tan atractiva: que sea una relación prohibida. Además, no hay compromiso ni obligaciones, sólo se comparten los “buenos momentos” y claro, así cualquier “amor” es bueno.
Sí, efectivamente hay parejas que han salido de triángulos amorosos, de engañar a otra u otras personas por un tiempo, y logran seguir juntos a pesar del escándalo cuando esta relación se abre o descubre, pero la han tenido muy difícil. Y aún después de años de relación estable, está el señalamiento social y el miedo a que su pareja les traicione y les haga lo mismo que ya se atrevió a hacer antes y que les consta plenamente.
La respuesta a una infidelidad depende de muchos factores, no serán las mismas consecuencias y sentimientos para una pareja de novios, que para una de casados, si tienen o no hijos, el tiempo que lleven juntos, la edad también influye, no es lo mismo vivir esto a los 20, que a los 40 o a los 60 años. El grado de compromiso y amor que sientan, sus costumbres familiares o religiosas, la autosuficiencia económica… todo esto y más influirá en cómo se vive una situación así.
Nadie está exento de que su pareja le sea infiel: igual traicionan a la mujer guapa que a la fea, a la joven que a la vieja, al hombre tonto que al inteligente, al rico que al pobre. Por mucho que nos queramos en pareja y nos tengamos confianza el tema siempre estará presente en cada relación. Es muy simple, los humanos no somos tan estables como creemos, por lo tanto la relación tampoco, es algo natural, todo está en movimiento, basta asomarnos por la ventana y ver como todo se mueve y me refiero a lo natural (de lo demás mejor ni hablar), día y noche, el clima, las estaciones del año y todos los cambios que conlleva, los frutos y flores de temporada, la apariencia de una persona desde que nace hasta que se llega a la ancianidad, todo cambia.
Esto no es un justificante para reaccionar de tal o cual manera si has sido engañad@, si has engañado, o si te has coludido para engañar, sólo es para comprender que todo está en movimiento y si hoy prometiste o te prometieron ser fiel, mañana no lo sabes. Es imposible prevenir la infidelidad, ya que no depende sólo de ti, sino de la decisión de la otra persona. Claro que como pareja pueden hacer acuerdos, de hecho hay algunas que viven una “relación abierta” es decir se permiten tener otras relaciones; otras hacen el acuerdo de que si hay “alguien más” se lo dirán; otras acuerdan que si “eso” sucede la relación termina. Y la mayoría de las parejas no hace ningún acuerdo explícito, sólo suponen que habrá fidelidad por el hecho de relacionarse o de casarse.
La infidelidad está construida por tres ángulos, se necesitan (mínimo) tres para que una infidelidad se lleve a cabo. Cada parte tiene sus motivos, razones y justificaciones para elegir vivir en un triángulo o salir de él.
Aunque cada persona, cada relación y cada triángulo es únic@, existen algunas generalizaciones que llevan a una persona a vivirlo de esta manera:
La persona engañada
Se siente traicionada, decepcionada, con mucho dolor, rabia y desesperación. En general experimenta casi toda la gama de emociones: depresión, resentimiento, ira, hostilidad, ansiedad, decepción, venganza, envidia, asombro, incredulidad, sorpresa, aislamiento, frustración y una baja fulminante de la autoestima. Surgen los traumas más arraigados que haya vivido en su infancia, ya sea de rechazo, rivalidad o abandono.
La persona infiel
Aunque se justifique con frases como “sólo fue una aventura sin importancia”, “tengo derecho a disfrutar del amor (o del sexo) porque en mi casa no me comprenden” o “esta relación ya no me satisface”, “no me da lo que necesito”, en el fondo esta persona se sentirá atrapada, confundida y culpable, sobre todo si existen hijos de por medio. Vive en una ambivalencia y en un desgaste continuo.
El/ la amante
Socialmente es la persona del triángulo más reprobada y satanizada. Con estas personas hay muchos mitos, porque si bien es verdad que much@s de ell@s son personas sin escrúpulos, que muchas veces disfrutan con “bajarle” la pareja a otr@, o sólo buscan su conveniencia económica, las hay también carentes de amor y con una autoestima muy baja, incapaces de creer que merecen un hombre o una mujer solamente para ell@s. Generalmente se sienten culpables y avergonzadas o entran en una dinámica de competencia creyendo que ell@s son mejores y por eso l@s han preferido. (Esto es una fantasía)
Es importante señalar que socialmente no es lo mismo vivir como hombre que como mujer, cualquiera de estos tres ángulos, la engañada es una víctima… el engañado es un cornudo o un pen... la infiel es una p…o una cualquiera… el infiel es un ca… o un macho… la amante también es una p… o una mujerzuela…y el amante es un “Don Juan” o un vividor…
Algunas frases que escuchará la mujer engañada serán: “hijita pídele a Dios que él recapacite y deje a esa mujer”, “es tu culpa”, “tu mal carácter lo empujó en brazos de otra”, “eres una tonta, mándalo a volar si lo perdonas lo volverá a hacer”, “todos los hombres son iguales” “tú sácale dinero y ya”, “que no te importe, tú siempre serás la señora, la esposa”, “tienes que aguantarte por tus hijos”.
Algunas frases que escuchará el engañado serán: “Te resultó una ramera, divórciate y quítale a los hijos”, “te dije que no te casaras con esa mujer”, “no te merece”, “lo que sobran son mujeres, búscate otra”, “todas las mujeres son unas traicioneras”, “no seas tonto y olvídala, no vale la pena sufrir por una cualquiera”. “Ella te quiere ese ca… la enredó, piensa en tus hijos y en lo que van a decir de ti”.
¿Qué puedes hacer si estás viviendo en cualquiera de estos puntos de un triángulo?
No es posible dar consejos, ya que cada quien es libre de vivir lo que quiera y necesite, sin embargo lo más importante es hacernos responsables de las consecuencias de nuestras decisiones. Muchas personas que viven en estos triángulos quieren salir de ellos y no saben cómo hacerlo. Yo te diría, si este es tu caso, que si te sientes atrapad@ en algún ángulo, hay que revisar qué es lo que te hace permanecer ahí, si te hace falta claridad para saber qué quieres y qué necesitas o te falta la fuerza para llevar a cabo tu decisión sea la que fuere, o más aún no entiendes por qué siempre te relacionas en un triángulo y estás sufriendo por ello, no dudes en ir a terapia, ve con una persona profesional que te pueda acompañar en estos momentos, para que TÚ y solo TÚ con mayor luz, decidas qué hacer y cómo reconstruir tu vida, ya sea que perdones y lo intentes de nuevo o te alejes y puedas amarte y perdonarte a ti mism@.
El proceso de recuperación después de una infidelidad es a veces largo y doloroso, vale la pena atravesarlo, después ya no serás la misma persona, pero te aseguro que si le entras al proceso con todo y tu miedo, dolor y coraje te transformarás en un mejor ser humano, con más fortaleza, mayor autoconocimiento y comprensión de sí mismo, y desde ahí ya no volverás a permitir o a cometer los mismos abusos.
La fidelidad no es garantía de que el amor persiste, así como la infidelidad no es garantía de que el amor haya muerto. En realidad el adulterio puede ser incluso una forma (si bien disfuncional) de tratar de estabilizar una relación tambaleante.
Por supuesto que no todas las parejas se separan aún cuando exista una infidelidad de por medio, hay relaciones que son más fuertes que todo eso, pero eso depende de los dos, y del auténtico amor y respeto que se tengan, de querer seguir compartiendo la vida juntos independientemente de los errores de ambos.
El perdón y auto perdón son básicos para sanar una relación así. Y sobre todo el tener la esperanza de que el amor todo lo puede.
LAURA PATRICIA MOISÉS JULIÁN
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